Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Mandarinismo (bursátil) en China, racismo en Alemania, y en España, treintañismo, o comunismo de Puerto Hurraco, donde se cumple aniversario.
Comunismo de Puerto Hurraco es este ucase tuiteado por la escuela de Pablemos en Anchuelo para situar ideológicamente el crimen de Morate:
–Han pasado setenta y nueve años desde el genocidio a Federico García Lorca y todavía la derecha sigue asesinando: feminicidio en Cuenca.
Cuenca, retiro levítico de Ruano y de Bonifacio, a quien en la Santa Transición los cabestros apalizaron por vasquista (¡a él, taurino de Pepín Jiménez y gitano!)
Ahora han agredido allí a una chica de derechas al grito de “¡Es ella, a ver qué dices ahora, fascista de los cojones!”, quizás la interpretación que un antifascista sometido a tertulias políticas de TV haga de la hegemonía de Errejón, el cerebro de Pablemos, que se mueve, como se sabe, en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales.
Al ser de derechas, Inmaculada Sequí, la chica agredida (ella sospecha que por taurina, en una socialdemocracia que quiere imponer, sobre la Tauromaquia, la Tomatina), está excluida de las atenciones sociales y privilegios mediáticos reservados en exclusiva para los socios de la Clase Oprimida.
¡Ni una sola insinuación de “machismo” en los comentarios sobre la agresión!
Y es que “machismo” es un concepto muy averiado en la literatura comunista. Si “Milhouse” Errejón no entiende nada de la “hegemonía” en Gramsci, ¿qué va a entender del “machismo” en Lenin?
En su “Materialismo y empiriocriticismo”, Lenin, en efecto, condena sin paliativos el “machismo”, pero no el que creen Errejón y las feministas, sino el de Ernst Mach (su solipsismo), cuyos seguidores son los “machistas”.
A Errejón le pasa lo que al Ché, quien le metió “la nariz a la filosofía”, pero se encontró con su ignorancia: “Luché con el maestro Hegel y en el primer round me dio dos caídas”. Como Amelia Valcárcel.