jueves, 3 de enero de 2013

En la muerte de Ladislao Mazurkiewitz


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Desconectado durante más de diez días de la cosa del interné y del trabajo, hoy se me han amontonado tareas de siete de la mañana a nueve de la noche y al acabar de cenar, caigo en la tentación de mirar un ratito al mundo desde la ventana del ordenador.

      -¡Vaya por Dios! Ha muerto Mazurkiewitz.
     
       Un guardameta de la misma quinta, al que conocí en muy curiosas circunstancias y al que enseñé un póster espectacular de La  Actualidad Española con su presentación en el Bernabéu (no tenía fotografías de su día más glorioso) que le arrancó lágrimas indescriptibles, tuvo muchas conversaciones con un servidor sobre los futbolistas de la época, y al mencionarle al mítico Mazurkiewitz, que se llamaba como el que fuera campanero de mi pueblo y el también difunto seleccionador Kubala, su primera reacción fue hablar de la suerte de Izcoa.

     -A mí me arrinconó uno que empezaba y a Granada llegó el uruguayo con más edad de la que ponía en el carnet. Además Izcoa era mucho más portero que el uruguayo.
      
Los futbolistas antiguos se refieren a sus colegas mentándolos el pueblo o la nacionalidad y en aquel tiempo -mediados de los setenta- una cuadrilla de uruguayos y paraguayos (Aguirre Suárez, Fernández, Oruézabal, Montero Castillo...) aparcó en Granada para cambiar de nombre al estadio de Los Cármenes por el de Los Crímenes y entre aquellos lotes llegó Mazurkiewitz.
      
Candi, que presumía de haber sido portero y al que sacaban de continuo en el As Color, era presidente del club y gastaba mucho “arte” fichando. Como entendía de guardametas se trajo al mejor del mundo, pues no en vano Yashine lo había nombrado  heredero el día de su homenaje al entregarle ceremoniosamente los guantes de “araña negra”.  “Mazurka” se convirtió en héroe nacional en el Mundial del 70 y el no-gol de Pelé le hizo un hueco en la historia del fútbol que está guardado fotograma a fotograma en un “Grafíco” que llegó a las manos de mi amigo Gaitu y que hoy sigue asombrando desde el yutube. Nosotros queríamos verle, porque creíamos de verdad que había llegado a España el mejor portero del Mundo.
 
    -Dicen que es mejor que Iríbar.
     
Mazurkiewitz no pudo con Izcoa, todo un porterazo que carece de leyenda, pero su palmarés (miro mis papeles) no deja de ser espectacular, teniendo en cuenta que no era argentino, ni brasileño: tres ligas con su Peñarol del alma, una Libertadores y una continental ganada al Madrid ye-yé, además de una liga brasileña con Atco. Mineiro, sin olvidar tres mundiales.
      
Veo en mi Dinámico que sólo jugó dos partidos en el Granada -contra Español y  Celta- porque Miguel Muñoz, otro entrenador enfrentado al mejor portero del mundo, decidió no contar con todo un mito, después de un 3-0 en Balaídos, condenándolo a un ostracismo que lo devolvió al Uruguay.
     A Mazurkievitz lo apodaban Chiquito, al parecer por no ser muy grande, y con tal apodo y con su paisano Oruézabal puso un restaurante en Granada, que seguía abierto hasta hace poco, tras pasar por varias manos.

     Leo que ha tenido muy mala muerte y no dejo de acordarme del guardameta de su quinta.

      Descanse en paz.