lunes, 4 de octubre de 2010

En la muerte de Almansur

Castillo de Almodóvar

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Dicen que no tenía nada malo. Que no padecía enfermedad. Y que ha muerto mientras rezaba. ¿Será que iba para santo? Dicen que era psiquiatra. De la rama de Castilla del Pino (en esto de la psiquiatría hay muchas tendencias). También dicen que no pudo ablandar el corazón de los obispos de Córdoba, pues era tan tolerante que quería meter al islam en la mezquita para hermanarlo con el catolicismo. Hizo entrenamientos clandestinos invitando a musulmanes de muchos países (hasta de América vinieron) a que rezaran en el bosque de columnas al mismo tiempo que se celebraba Misa de domingo en el Altar Mayor del gran templo cordobés...

Para mí era un extravagante con afán de notoriedad. Conocí a un tal Rafael que sufría ataques de ira y que se hermanó con Almansur en la fe de Mahoma. Rafael arrancó de un mordisco la oreja de un paisano y me confesaba que los hermanos no tienen por qué arrepentirse al herir al infiel. Tengo certeza de que Rafael pagó cárcel y cuando trató con gentes de las tribus de Ismael alejado de la sabia dirección de su maestro, trocó en fascista. Pero fascista... ¡fascista! Se puso camisetas negras con banderas del águila y botas de desfilar. Se hizo un pendiente con el escudo de la Falange de oro, y por ahí anda haciendo el tonto. Como siempre ha hecho Rafael .

Almansur será enterrado en Almodóvar, pueblo célebre por su vistoso castillo a cuyos pies descansará eternamente esperando la llegada de las banderas de la media luna... que de seguro pararán a rezar sobre su tumba.