miércoles, 30 de septiembre de 2009

MIÉRCOLES, 30 DE SEPTIEMBRE

CINE Y PERNADA

Haríamos un gran bien al teatro, al cinematógrafo y a los mismos que se dedican a trabajar en ellos, diciéndoles amablemente la verdad. O duramente, si hiciese falta. Nada hay tan funesto como regalar reputaciones. Los halagados por la adulación creen que son geniales, y nada hacen por perfeccionarse y corregirse; cada vez se obstinan más en sus defectos y concluyen por manejar su falsa categoría contra las empresas, los autores y los críticos, que son los mismos que se la han creado imprudentemente. Hay que decirles que la gloria se gana con el esfuerzo, y que cuando se la ha ganado de verdad, debe comenzarse otra labor: la de hacerse perdonar el merecerla.
Wenceslao Fernández Flórez, Actores y Actrices, La Codorniz, 17 de Mayo de 1942Alineación a la derecha
La Justicia de los Estados Unidos, que, al parecer, todavía es una cosa seria, reclama al prófugo Roman Polanski, autor confeso de la drogadicción y violación de una niña de 13 años en casa de Jack Nicholson en Los Ángeles, California. "Todo el mundo del arte sufre", declara una pobre mujer, Debra Winger, compadeciéndose, no de la niña, sino del violador. Desde luego, esto no es la Paradoja de Diderot, como lo del actor callejero arrestado el otro día en Burgos por "mano larga" con una espectadora. Esto es la Pernada de Polanski. El ministro de Cultura de Francia, donde, desde Malraux, ser tonto y ministro de Cultura son la misma cosa, ha dicho: "De la misma manera que hay una América generosa que amamos, hay una América que nos da miedo, y es esa América la que acaba de enseñarnos la cara." ¡Cielos! Porque los cineros ponen el grito en el cielo. Para el cursi de Tavernier, el cielo es Le Monde: "Estoy escandalizado. Los suizos hablan de una ley contra el tráfico de drogas, el secreto bancario o la evasión fiscal, y la primera víctima que encuentran es... ¡un artista!" Y para los demás, el cielo sigue siendo el consabido manifiesto, que, naturalmente, ya han firmado Costa-Gavras y Almodóvar. Todos juntos, arañan como tejones metidos en un bidón. ¡Qué desfachatez! ¡Apresar a un artista! ¡Y después de tanto tiempo! ¡Y por drogar y violar a una niña! ¿Qué clase de mariconada es ésta? ¡Ni que Polanski fuera Pinochet! ¡Fascismo!

Ignacio Ruiz Quintano