Por Ricardo Bada
elespectador.com
He estado viendo recientemente, en Arte, el canal público franco-alemán de TV, una serie de diez documentales dedicada a las costas francesas. Y gracias al octavo de ellos logré conocer el país más diminuto del mundo, aún más pequeño que Liechtenstein, Mónaco, e incluso el Vaticano: se llama Figuerolles.
Pasada la Camargue, al este de Marsella, un brazo de mar precioso, casi un fiordo, penetra en tierra firme y los mapas lo registran como la Calanque de Figuerolles. Y ahí vive una familia cuyos abuelos, Igor y Tania Reverchon, de ascendencia rusa, proclamaron en ese lugar la República Independiente de Figuerolles. Ello sucedió en 1956, y hasta ahora, pasado más de medio siglo, la vecina République Française no ha impugnado el statu quo.
La Constitución de la RIF garantiza un pasaporte a sus ciudadanos, sitúa la frontera terrestre del país en un parking y una tierra de nadie de 87 pasos que conduce a su territorio, y establece una hora de diferencia con el huso horario francés, así como la circulación del tráfico por la izquierda y una moneda congruente con el nombre del país, la figue (‘el higo’), indexada por el CAC40: 1 euro = 100g de higos... pero nada más del 1° de agosto al 1° de septiembre, debido a razones botánicamente convincentes.
Los Reverchon se consideran "una franquicia familiar de dimensión internacional" y la tercera generación se siente orgullosa de perpetuar tales tradiciones en ese entorno mágico y fuera del tiempo.
Huelga decir que una república implica una estructura gubernamental, y a la de la RIF se la puede acusar de todo menos de nepotismo, sencillamente porque sin nepotismo esa república dejaría de existir.
En la actualidad, y hasta el próximo putsch, se desempeña como presidente Grégori Reverchon. Vacante el puesto de primer ministro, ellos aseguran estar abiertos a cualquier candidatura.
Hay un ministro de Cocina y una ministra de Mesas. En vez de guardia de corps tienen una guardia de sots (‘bobos’), comandada por Ania Reverchon, quien es además esposa y madre; un caso típico de acumulación de puestos. Y hasta se permiten el lujo de haber acreditado un embajador, Dimitri Reverchon, nada menos que en Senegal.
A mí, por lo divertida, la RIF me parece bastante más seria que el casi vecino Principado de Mónaco. Una creación del espíritu anárquico y políticamente incorrecto. Y además, éste debe de ser el único "ente estatal" de todo el mundo que posee una dirección postal: République Independante de Figuerolles, Calanque de Figuerolles, F 13600 La Ciotat, France.
¡Ni siquiera el país más poderoso de la Tierra (me refiero como es natural a China) puede vanagloriarse de algo semejante! Créanmelo: estoy pensando seriamente en postularme al puesto de primer ministro. Es cierto que no tengo un programa político que ofrecer, pero ¿desde cuándo es eso un inconveniente para semejantes postulaciones?