Paco Arana y Armando Quintano
Retratos de los Quintano: Elías, Baldomero y Amando
Francisco Javier Gómez Izquierdo
No sabemos cómo se mantendrá el fútbol tras la peste China. Se comenta como de pasada que el Barça no puede pagar nóminas, que los clubes de la liga francesa no cobran lo acordado con don Roures, el desestabilizador que presume de gastar a lo grande por televisar a Neymar y Mbbappé; que ingleses, alemanes, italianos... bajan primas y salarios porque faltan ingresos y hasta el Madrid puede pecar de insolvencia como se aventure con las escasas vedettes del mercado. Si las penurias llegan al fútbol rico ¿qué puede esperar el de los pobres?
Hay un canal que suelta a los clubes de 2ªB y 3ª una pequeña paguita para que los abonados que hemos pagado la cuota anual de nuestro equipo, podamos verlo por televisión ya que no se nos permite asistir al campo. Ayer, en un ejercicio masoquista en dos sesiones, vi a las 12 al Burgos y a las cinco al Córdoba, con el convencimiento de que si no se clasifican para ascender a 2ª, los dos están casi condenados a la desaparición. ¡Qué fútbol, Dios mío! ¡Y eso que el Córdoba ganó 4-0 al Ejido y el Burgos empató fuera con el Lealtad!
El Córdoba y el Burgos son bien recibidos en todas las ciudades. Todas las aficiones tienen buenos deseos para blanquillos y blanquiverdes. No se puede decir, pero lo cierto es que creo que mis dos equipos caen "simpáticos" porque tuvimos la mala costumbre de perder muchos partidos en 1ª y 2ª, por vernos padecer desde lejos en los pozos de 2ªB y porque admiran incrédulos ese no flaquear nunca en el cariño hacia los que tantos disgustos nos dan. Junto al Numancia, Recre o Logroñés pecamos de sentimentales y hemos de reconocer que entramos al trapo con Juanito, Fermín, Polster y Espárrago al tiempo que somos pudorosos con los actuales Guillermo, Djetei, Quiles ó Damián Petkoff.
Los contaminados por la vena nostálgica además de héroes futbolísticos que van muriendo tenemos también garitos que fueron templos en nuestra mocedad y a los que acudimos a cumplimentar visita obligada al menos una vez en la vida. "El Patillas" en la calle Trinas (¡qué peripecias para descargar la cerveza en calleja tan estrecha!), como el Burgos o el Córdoba fue un bar histórico y "simpático" pero allí no se iba a beber vino o comer cordero. Al "Patillas" se iba a conocer a los flamencos de Burgos, a pseudobohemios, poetastros y por ver si "alguno bueno" se ponía a tocar la guitarra o el laúd. Se dice que los turistas no perdonaban la visita ni de la catedral ni la del "Patillas", cuyo célebre último titular murió antier en Santander. Amando Quintano, tercera generación llegada de Villanoño, pueblecito de la parte de Villadiego, se va también en este maldito 20 y el recuerdo de lo que fue aquel viejo bar que nació hace un siglo en una cuadra de la calle Trinas entristece un poco a los burgaleses de "toda la vida". Dicen que por el Patillas pasó toda la intelectualidad del siglo XX a la que le gustaba la guitarra. Mi hermano Carlos, que por lo visto frecuentaba el local, hizo varios dibujos para un libro de Paco Arana que cuenta "La verdadera Historia del Patillas" y que hoy recuerda el Diario con mucho sentimiento.
Pues éso... Unos sentimentales.