martes, 22 de diciembre de 2020

"Chickened out"

 

La Justicia

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La imagen de la jueza del caso Meirás entregando las llaves del pazo a la abogada del Estado (“Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”) como entregaba Mayra las llaves del apartamento en Torrevieja a los concursantes del “Un, dos, tres…” de Chicho Ibáñez Serrador es… la Justicia, que ahora, en vez de venda, lleva una pegatina de la Agenda 2030.
    

Tampoco en América, reserva espiritual de los juristas, a pesar de los estragos atribuibles a la literatura de Rawls, la cosa se presenta más halagüeña. Allí la Corte Suprema se acaba de lavar las manos (“chickened out”, en expresión trumpiana) ante la demanda de Texas por el birlibirloque electoral (tenía que ocurrir: ¡los gringos han descubierto a Cánovas!). Si ya nuestro Marchena dictaminó que las maletas de oro, incienso y mirra de Delcy eran… política, Gorsuch, Kavanaugh y Barrett, las tres nominaciones de Trump (le parecían fiables porque los veía cursis, error de apreciación muy americano) pensarían que las maletas de votos de Sleepy Joe eran… estadística.
    

Simplemente “chickened out” y no quisieron pronunciarse sobre los méritos del caso –tuiteó Trump–. ¡Qué mal para nuestro país!
    

Desde luego, no son los tres jueces de Sócrates (Ánito, Meleto y Licón), y tampoco los de don Rodrigo Calderón (Corral, el bueno o blando; Contreras, el malo o duro; y Salcedo, el centrista que con su consenso rompió el empate a favor de lo que quería el Rey, que era el patíbulo). El momento pide coraje, y estos Gorsuch, Kavanaugh y Barrett, juntos, no dan ni para las mangas del chaleco de John Marshall. Tampoco Trump es un Lincoln, dispuesto a poner la República patas arriba para salvarla.
    

Porque las repúblicas son como las vacas: cuando se les desplaza el estómago, hay que ponerlas boca arriba para que se les recoloque y fijarlo con un punto de sutura, como estamos hartos de verlo practicar al increíble doctor Pol de Michigan.
    

Veo borroso –fueron las últimas palabras de Hamilton, creador de la República, herido de muerte en duelo.

[Martes, 15 de Diciembre]