jueves, 9 de abril de 2020

Jueves Santo

 Jesús el Caído

 Virgen de las Angustias en San Agustín

Saeta a la salida del Esparraguero


Francisco Javier Gómez Izquierdo

En Córdoba se tiene el Jueves por el día “fuerte” de la Semana Santa. Se nota por el gentío que se agolpa desde antes de las cuatro de la tarde para ver salir a las cinco en San Cayetano al Caído o en San Francisco al Cristo de la Caridad, “el de los legionarios”. Un servidor, que vive cerca de San Cayetano, sube la cuesta maravillado de lo bien vestidos que van  todos los allí reunidos en solemne espera para recibir al Caído y a Nuestra Señora del Mayor Dolor. El Caído es el Cristo de los toreros. Los turistas sufren un pequeño sobresalto al ver a Enrique Ponce repeinado y trajeado de riguroso luto en lugar preferente tras la imagen  pero los cordobeses admiran mas la postura de rodilla en tierra y el vaivén de la melena de su particular “Greñúo” sobre todo en la bajada del convento enfilando la entrada por la puerta del Colodro -aquél de cetrino rostro no se sabe si alavés o toledano que se coló en Córdoba y abrió a las huestes de Fernando III esta puerta de la ciudad para su conquista- al taurino barrio de Santa Marina.
      
Como el Nazareno queda cerca y la salida de la Iglesia-Hospital de su nombre es dificultosa y “centimétrica” suelo acercarme a la placita del Padre Cristóbal donde el público por lo general tiene edad y aspecto estudiantil, para disfrutar de la pericia costalera. La mayoría de los que han visto salir al Caído prefiere bajar a coger sitio en los trinitarios o en San Agustín donde sobre las siete salen el Esparraguero y las Angustias, dos tronos emblemáticos que todos los cordobeses tienen retenidos desde niños en su memoria. La iglesia/convento de los trinitarios acoge al Esparraguero y al Rescatao que sale el Domingo de Ramos y son curiosas las razones que los alumnos que han estudiado en el colegio de la cruz azulgrana -mi chico sin ir mas lejos- esgrimen para inclinarse mas por uno que por otro. Al Esparraguero, otro crucificado con larga melena al viento, le ponen los primeros y mas hermosos espárragos recogidos en la estrenada primavera encima del paso y en la plaza del Alpargate, cuando se recoge, suele disputarse un duelo de saeteros que enmudece a propios y extraños. A los primeros por su sentir flamenco y a los segundos por no imaginar semejantes intérpretes ni tan sobrecogedor escenario. Allí tiene una placa María “la Talegona” por tantas lágrimas como provocó ésta noche de tantos años.

       Las Angustias es fanática devoción. Si se pidiera opinión a un extraño que se quedara con la imagen mas impresionante de las que salen en Córdoba yo creo que elegiría ésta Dolorosa. Lo cree un servidor y lo sostienen muchas cordobesas pero entre ésas contradicciones de la Semana Santa el paso que genera una bulla continua, agobiante y en ocasiones peligrosa es el de la Caridad: el Cristo de los legionarios.  Semana Santa y legionarios tienen un poder de convocatoria que trasciende lo racional y tengo claro que lo que se ve en Córdoba por Jueves Santo no necesita candil.