viernes, 26 de febrero de 2010

EL DOCTOR COUÉ LLEGA A LOS TOROS

Cada día, en todos los sentidos, estoy cada vez mejor y mejor
Emile Coué

José Ramón Márquez

Creatividad, ideas modernas. Eso es lo que nos hace falta. Me produce envidia que esas inexplicables instituciones que son las Cámaras de Comercio, que muchos piensan que son cosa antigua y llamada a desaparecer, se destapen con una campaña a favor del optimismo, que se van a gastar los tíos cuatro millones de euros, un euro por parado aproximadamente, para insuflar alegría y animar a la sociedad, que falta hace, pensarán ellos. Los del Club Deportivo Leganés ya habían descubierto lo bien que funciona eso cuando ponían a recorrer las calles un Seat seiscientos con un altavoz en la baca y a uno con un micrófono berreando: “¡Todos con el Lega! ¡Todos al fulbo! ¡Todos a animá!” Que lo oías y ya te animabas, sólo de oirlo.

Y mientras tanto, los del toro a lo suyo, a la vieja usanza. O se juntan a firmar un manifiesto capitaneados por la descendiente de Don García Álvarez de Toledo y por ese dominguillo en que ha devenido el otrora genio del toreo Curro Romero, o se montan un chiringuito como la Mesa del Toro con sus 21.000 pavos de gastos de representación y sus 23.000 de incentivos, ¡tó pá mí! Y a nadie se le ocurre aplicar las ideas modernas, la sugestión positiva. Vamos a suponer que para esto de los toros no podamos contar con el Ferrán Adriá, ni con ese periodista que se llama Millás que tiene un sillón de orejas, ni con otro señor cuya profesión ignoro que se llama El Follonero, ni con el humorista(?) Buenafuente, la periodista Barceló, que no es pariente del pintor, o el baloncestista Romay...

Pero tenemos a la Duquesa de Alba; a Romero, que va a donde se le diga; a Savater; a Dragó; en fin, a una pléyade de periodistas taurinos llenos de credibilidad a quienes debíamos recurrir para que den al mundo y para el mundo su mensaje de ánimo, su mensaje positivo. Por ejemplo, que hoy se torea mejor que nunca; que hoy los toros son los más bravos que jamás ha habido; que hoy, entre las fundas y los rascaderos, el ganado bravo vive en hoteles de cinco estrellas; que a los toros les pican mucho los pitones y se los rascan con fruición contra las rocas; que la suerte de varas se hace a conciencia y los picadores son mejores jinetes que Carudell; que esa bolita de sebo con esos pitoncitos y la lengüita fuera es un precioso toro; que nunca en la historia del toreo hubo tanto detenedor del tiempo; que la casta de esa ganadería es buena, pero el semental abueló; que Leandro (antes Marcos) está que se sale; que Tomás es el fin de la Historia… Claro que hay mensajes. Hay un montón de mensajes optimistas y positivos para animar.

Y nosotros, los aficionados, también deberíamos poner algo de nuestra parte, comenzando por interiorizar que cada día esto está mejor y mejor. Por eso, vamos a empezar desde abajo, y si alguno tiene la intención de portar a la Plaza esa simpática pancarta que reza “Que verguenza (sic)”, pues que se lo piense dos veces, porque con esa negatividad estropeamos la terapia.


Gracias al Dr. Coué, Leandro Marcos va a torear en Madrid
y con unas críticas que quitarán el hipo