lunes, 22 de febrero de 2010

LO DE AYER EN CARABANCHEL


José Ramón Márquez

La birria de Zalduendo estaba cantada: el gordito, el otro gordito, el de los pitoncitos romos, el de la volteretita; vamos, lo de siempre. Y por la parte de los toreros, pues casi.

De Rubén Pinar, dado que es el clon de Julián López, lo mejor que se puede decir es que estuvo mini importante, que es lo que le corresponde como mini-yo de Juli. Es que le ves cuadrarse para entrar a matar y hasta en eso le ves imitar al importante Julián. Creo que una generación sólo puede resistir la presencia de un sólo Juli, así que si tuviese ocasión le diría a Rubén que se buscase otro modelo de más amplio espectro, que los hay.

Miguel Tendero estuvo muy espeso y aburrió. Cuando está toreando un torero y estás mirando constantemente cómo se llama porque se te olvida, es que algo no va muy bien. No haré ningún chiste sobre su futuro a costa del apellido.

El tercero, que confirmaba, se llamaba Javier Cortés. En su primero aburrió con toreo muy del tipo de la escuela, que ni maldito interés. En su segundo se destapó como un torero delicado, con suaves muletazos lentísimos, acaso un poco codilleros, con bonitos remates y con estilo fino y personal muy en la onda artística que impera. Visto por detrás, cuando citaba, me recordó al niño de Pepe Luis. Le falta rodaje y, si se quiere, concepto, pero tiene el don. Ni mata ni descabella. Ojala los que le llevan no le estrellen queriendo echarle a las fieras de Madrid a toda mecha. Necesita un año, al menos, y aprender a matar. Él hizo que la tarde valiese la pena.

***

En su nido, la tríada del Doctor Zaius. ¿Qué dirían? Blablablablabla, ejem, ejem,ejem, blablablablabla. Si viviese Rodríguez de la Fuente...