Cerveza de la FEF
Cerveza del comedero de la Alameda de Hércules
Francisco Javier Gómez Izquierdo
A los que ya cobramos el retiro, la Renfe nos da una tarjeta con la que nos hace descuentos en los viajes de tren y como ir a Sevilla desde Córdoba no lleva mas de 40 minutos en el "Avan" por el módico precio de 26 euros la ida y vuelta, el sábado a las nueve de la mañana estaba en Santa Justa con ánimo de ver el ambiente de la final de la Copa del Rey. Lo primero que me llamó la atención en la estación fue el anuncio gigantesco de la cerveza Estrella de Galicia al que estabas obligado a mirar mientras te suben las escaleras mecánicas. No soy experto en el mundo de la cerveza, pero desde los 18 hasta la mili y después otro año trabajé en la San Miguel de Burgos. Los "operarios" -en mi nómina pone operario- cogíamos los botellines para el bocadillo recién salidos de las llenadoras antes que pasaran al pasteurizador. Teníamos el morro tan fino que la cerveza pasteurizada no nos sabía bien. Años 77, 78, 79... Aquellos trabajadores eran más de vino y solían llevar su botellita de ribera a granel en un desprecio a la cerveza que hoy parecería incompresible.
Dejé el bolso en casa del hijo que me acoge muy cerca de la estación y me dispuse a patear. Todo el trayecto hasta la Cartuja estaba plagado de camisetas blancas y azulgranas. La gente se cruzaba o iba en la misma dirección sin palabra ni grito de más o de menos. "De buen rollo" que se dice. Llegué al Alamillo donde estaba el recinto de animación del Real Madrid. No se permitía pasar al que no llevara entrada para el partido, pero como era temprano y no había nadie y además caí bien a los de seguridad, que me vieron un bicho un poco raro, me dejaron pasar y allí volvió a llamarme la atención la cerveza. No se cómo funciona esta gente que se dedica a montar eventos pero se ve que la Mahou está asociada al Real Madrid porque todos los mostradores eran de la cinco estrellas. "Joé.., Mahou en la patria de la Cruzcampo", me dije. Salí rapidito como le prometí al que parecía encargado de la seguridad y me acerqué a la zona de aficionados del Barcelona. Me pareció que la ubicación estaba bien pensada -antiguo y amplio aparcamiento de la Expo- pues era como una isla a la que la policía controlaba el acceso de supuestos "enemigos" con facilidad. Bajo la portada con Lamine, Rafinha y.. ¡¡diablos!!... Estrella Damm, una moza sonriente me negó el paso: "Sólo con entrada para el partido". Volví por la Barqueta hacia la Alameda de Hércules. Allí estaba lo que servidor buscaba. Aquello era el ambiente de fútbol. Mayoría blanca con goteos culés. Comí bien en un local abarrotado. De frente Bellingham, Modric, Mbbappé... Detrás Messi, Guardiola, Lamine Yamal... Llevo una camiseta del Bueno, el Feo y el Malo que impone respeto y el camarero me pone en una mesuca y grita a las parcialidades que soy el árbitro, "de Burgos", dice el tío, y no sabe que acierta.
Bajé por la calle Sierpes y tanto la plaza de San Francisco como la del Ayuntamiento estaban tomadas por los catalanes, muchos de ellos, los de voz tonante, gamberreando de palabra y obra. Hubo una carga policial y por supuesto, desaparecí de inmediato. Eran las seis de la tarde y uno no sabe calcular los tanques de cerveza Cruzcampo que se pudieron beber este sábado en Sevilla. A la FEF la patrocina Estrella de Galicia, al Barça la Damm, al Madrid la Mahou, pero en Sevilla hay que... y la que triunfó fue la Cruzcampo. ¡Qué diría el difunto Jesús, de Barruelo de Santullán, gran bebedor de vino que renegaba de la cerveza que le pagaba el jornal si pudiera ver estas inundaciones del agua de cebada! Servidor, que ha controlado muchas colas de comedor en las cárceles, sabe que la chispa más imprevista en una aglomeración puede desencadenar un motín o una tragedia. Reconozco que toda la tarde estuve cavilando con la impresionante ingesta de cerveza a la que consideré paja amontonada presta a arder. Tuve mal pálpito. Se ve que es síntoma de vejez o de excesiva prudencia. No. No estoy en el mundo.
Sobre las nueve me recogí y disfruté de un gran partido. Una final como debe ser una final: emocionante. Y además con buen fútbol. Lo que pueda servidor decir de la final ya lo han dicho por lo menos mil.




