Ignacio Ruiz Quintano
Abc Cultural
La sensación futbolera del verano en la plaza del mercado se llama Pepe, un hipocorístico que al Madrid de la familia Calderón le ha salido por treinta millones de euros que naturalmente no paga la familia Calderón, sino los socios. ¿Cuánto pagó el Barça de Casaus por Cleo?
Anota Julio Torri:
–Nada importa pagar caro o barato las cosas del mundo. Los que dan poco por ellas revélanse hábiles y a veces pícaros. Los que las compran caro acredítanse de torpes; y si con desdén y altivez, de señores. No tiene importancia el precio en números, puesto que si varían en el juego falaz del deseo sujeto y objeto, la posesión trae siempre el mismo gozo y el mismo desengaño.
¡Gozo y desengaño de la posesión!
Pepe –los más castizos pueden decir Josepe– es brasileño de Maceió y juega al fútbol de defensa central. Desaparecido García Nieto –¡otro Pepe!–, que le hacía las odas a Quincoces, ¿quién le escribirá versos a Pepe? Pepe parece mucho dinero, como para que lo intente Gamoneda, poeta de los pobres. Y también parece mucho central, para que lo intente García Montero, poeta de los extremos. ¡Si Pepe fuera Robinho...! Robinho tiene que ver más con Garrincha, el ángel de las piernas tuertas al que Vinicius de Moraes dedicó un soneto alucinante que, traducido por Ricardo Bada, dice así: “A un pase de Didí, Garrincha avanza / con el cuero a los pies, el ojo atento, / dribla una vez, y dos, luego descansa / cual si midiera el riesgo del momento. / Tiene el presentimiento, y va y se lanza / más rápido que el propio pensamiento, / dribla dos veces más, la bola danza / feliz entre sus pies, ¡los pies del viento! / En éxtasis, la multitud contrita, / en un acto de muerte se alza y grita / en unísono canto de esperanza. / Garrincha, el ángel, oye y asiente: ¡goooool! / Es pura imagen: la G chuta la O / dentro del arco, la L. ¡Es pura danza!”
Lo mejor que se dice de Pepe, ¡ay!, es que es un toro, y Calderón (“me llamo Calderón y doy suerte”), ese senador de Massachussets (Palencia) que en Rumanía alterna las vicisitudes de la Copa de Europa con las de la industria porcina, es el relaciones públicas de la plaza de Las Ventas. Así se entiende su misteriosa frase:
–Me he enfrentado a la oligarquía financiera... y les he quitado su juguete.
El juguete no era Kaká, sino Pepe, quien al decir de Schuster, que significa “Zapatero”, es una mezcla de Camacho... y Benito.

