miércoles, 5 de julio de 2023

El olvidado racismo del republicanismo francés


Jules Ferry

 

Hughes

 

(...)


Jules Ferry, un importante político francés de finales del siglo XIX, republicano de izquierdas, presidente del Consejo de Ministros y ministro de Instrucción Pública y Exteriores en la III República.

Ferry pasó a la historia como el creador de la escuela francesa: pública, gratuita, obligatoria y laica.

Su objetivo era: «Hacer  desaparecer  la  última,  la  más  terrible  de  las  desigualdades  que  tienen  su  origen en  el  nacimiento,  la  desigualdad  de  educación.
»

(...)

Con el impulso de la Revolución no lejano, se trataba  de crear una educación para un nuevo ciudadano, emancipado de la religión católica; dar al ciudadano una moral, elementos de moral pública, pero no fundamentados en la religión sino en principios nacionales. Como escribió en su célebre Carta a los maestros , «fundar entre nosotros una educación nacional», frase que nos lleva a preguntarnos, muchos años después y para el caso español, ¿en qué quieren fundamentar la moral pública los imitadores afrancesados ibéricos que eliminan lo nacional tras haber eliminado a Dios?

En esa carta hay, por cierto, un consejo práctico para cada maestro, una especie de regla de comportamiento, la interiorización de un auténtico pin parental: «Si  a  veces  os  embarga  la  duda  de  saber  hasta  dónde  os  es  permitido  ir  en  vuestra  enseñanza  moral,  he  aquí  una  regla  práctica  a  la  que  podéis  ateneros:  antes de  proponer  a  vuestros  alumnos  un  precepto,  una  máxima  cualquiera,  preguntaos  si  se  encuentra,  al  alcance  de  vuestro  conocimiento,  un  solo  hombre  honrado  que  pueda  sentirse  ofendido  por  lo  que  vais  a  decir.  Preguntaos  si  un padre  de  familia,  digo  uno  sólo,  presente  en  vuestra  clase  y  que  os  escuche, podría  de  buena  fe  negar  su  asentimiento  a  lo  que  os  oiga  decir.  Si  sí,  absteneos de  decirlo;  si  no,  hablad  resueltamente,  pues  lo  que  vais  a  comunicar  al  niño,  no es  vuestra  propia  sabiduría,  es  la  sabiduría  del  género  humano,  es  una  de  estas ideas  de  orden  universal  que  varios  siglos  de  civilización  han  hecho  entrar  en el  patrimonio  de  la  humanidad.  Por  estrecho  que  os  parezca,  tal  vez,  un  círculo de acción así trazado, haceos un deber de honor de no salir jamás de él, permaneced  más  acá  de  este  límite  antes  que  exponeros  a  franquearlo:  no  tocaréis jamás  con  demasiado  escrúpulo  esta  cosa  delicada  y  sagrada,  que  es  la  conciencia  del  niño». ¿No debería el ministerio de Educación enviar esto a cada maestro español para que sirviera de límite moral y pedagógico?

(...)

Las leyes escolares de Ferry fueron importantísimas para desarrollar la escuela primaria francesa y, con ello, la República, pero junto a esa dimensión suya hubo otra, que se desarrolló en política exterior. Ferry era colonialista, e impulsó expediciones a Asia y África con justificaciones políticas, económicas y también puramente racistas.  Así lo expresó en un discurso ante la Asamblea francesa: «La política de expansión colonial es un sistema económico y político… que puede ser relacionado con tres tipos de ideas: ideas económicas, ideas de mayor alcance relacionadas con la civilización e ideas de tipo político y patriótico. (…) ¡Señores, debemos hablar más claro y honestamente! Debemos decir abiertamente que efectivamente hay razas superiores que tienen derechos sobre las razas inferiores… Repito, las razas superiores tienen derechos porque tienen deberes. Tienen el deber de civilizar a las razas inferiores».