jueves, 13 de julio de 2023

El mito del "Capitalismo"

El profesor Dalmacio Negro con Hughes

 

 

Dalmacio Negro

 

Marx no descubrió el capitalismo al buscar una nueva versión política, más radical y definitiva de la revolución francesa: la revolución que acabase con todas las revoluciones. Su comunismo fue una respuesta elemental a las fuerzas productivas desatadas por la revolución industrial que alteraron la trayectoria de la historia política occidental. [1] Se refirió ciertamente muchas veces a los capitalistas, los poseedores de dinero y medios de producción y escribió El capital. Pero no utilizó la palabra  capitalismo como un término técnico. Es decir, no descubrió, describió ni inventó el Capitalismo. Además era antiestatista y el Capitalismo es siempre capitalismo de Estado, expresión utilizada por Wilhelm Liebknecht en 1896.

1.- El inventor del mito fue, sin pretenderlo, el sociólogo y economista marxista —abdicó luego del marxismo— y lassaliano Werner Sombart (1863-1941), historiador de vasta cultura y  amplias miras, discípulo de Schmoller e  influido por Dilthey, al interpretar la historia económica.

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Ahora bien, el Capitalismo no es un ente natural, no es autónomo, ni puede ser un individuo:  existe gracias al Estado y  es  siempre Capitalismo de Estado. «El capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado; cuando es el Estado», reconocía el famoso historiador Fernand Braudel. El mismo Marx, lector de Balzac y otros escritores conservadores preocupados por la cuestión social, se había limitado a aplicar la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo de la Fenomenología del espíritu, sustituyendo el amo por la bourgeoisie como el sujeto colectivo poseedor del capital que controla el Estado y el esclavo por el proletariado también como sujeto colectivo.

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El Capitalismo inseparable del Estado fomenta en los órdenes políticos, observa Benjamin Kaiser [6], un empresario independiente ajeno a la «academia», el consumismo hedonista del espíritu del bienestar, en el que, según los escépticos, la diferencia entre la derecha y la izquierda consiste en que la primera roba y la segunda saquea. El socialismo es siempre socialismo de Estado y su economicismo es por eso improductivo, pues la distribución «justa» de la riqueza implica negar el modo de producción que la hace posible, como ocurría escandalosamente en la URSS y sigue ocurriendo cuando la economía está demasiado intervenida o controlada por el poder político. Pero beneficia a los que mandan, a sus deudos y clientelas a costa de la mayoría del pueblo.

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5.- Es absurdo sostener, que la historia universal depende del equívoco de Sombart, el Capitalismo como un deus ex macchina desde la instauración de la Unión Soviética.  Juan Pablo II aclaró el significado del capitalismo en la Encíclica Centesimus Annus (1991): «Si se entiende por capitalismo un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo del comercio, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad sobre los medios de producción, así como de una creatividad humana libre en el sector económico, la respuesta, ciertamente será afirmativa, aunque fuera quizá más acertado hablar en vez de capitalismo, de economía comercial, economía de mercado, o simplemente economía libre. Ahora bien, si por capitalismo se entiende un sistema donde la libertad del sector económico no queda contenido por un marco jurídico firme que se coloque al servicio de la libertad humana en su totalidad y la conciba como un aspecto particular de esa libertad, el meollo de la cual es ético y religioso, entonces la respuesta será claramente negativa» (nº 42) [10].

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6.- Individuo histórico es el Estado. Un aparato técnico ontologizado superpuesto artificiosamente a la Nación, la verdadera forma histórica política de la Europa moderna, afirma Pierre Manent, [13] a cuya restauración y consolidación apuntan los Brexit y los populismos repolitizadores.

 
Müller-Armack mostró que el capital como acumulación de bienes ajenos mediante impuestos
el impuesto no es un concepto de Derecho— [14] y privilegios a favor del poder político, nació y se desarrolló con el Estado, a medida que crecían la burguesía y los propietarios, ciertamente bajo el amparo de la burocracia estatal frente a los decadentes poderes feudales [15]. Bajo el Estado, afirmaba Marx en Miseria de la filosofía,  se convierte todo en mercancía. Y, a la verdad, los impuestos sobre las mercancías y, lo que es más grave, sobre las personas guían actualmente la vida colectiva. Como decía Gómez Dávila, «en el Estado moderno las clases con intereses opuestos no son tanto la burguesía y el proletariado como la clase que paga impuestos y la clase que vive de ellos». Hoy las clases medias y la clase política y su burocracia.

Efectivamente, en Europa, e imitándola en casi todo el mundo, la clase que sostiene actualmente  el Capitalismo de Estado con los impuestos que paga,  es la clase media, que produce para sostener la burocracia y el elevado gasto público y cada vez menos para sí. Recaudar más impuestos de los absolutamente necesarios —por ejemplo, con el pretexto del cambio climático— es uno de los aspectos de la “gobernanza”. Una suerte de ”administración de las cosas” a la que reducía Saint Simon la política. De hecho, un robo legalizado, pues  robar es sustraer algo a su propietario. Con el efecto, de que la condición de la democracia es, decía ya Aristóteles, la existencia de una amplia clase media de propietarios. Pero los propietarios medianos y pequeños están desapareciendo. Dicho algo simplistamente, la clase alta tiene el respaldo de su fortuna, la baja el del Estado, la movilidad social tiende a reducirse debido a que el intervencionismo controla cualquier movimiento, y las clases medias presionadas por los impuestos están dejando de ser propietarias, limitándose acaso a poseer lo que es suyo mientras puedan. Es lógico, que natural ambición de ser propietario está siendo sustituida por el deseo de ser funcionario de los entes públicos o mantenido por ellos.

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El pensador conservador estadounidense Russell Kirk destacaba el poder cultural de la imaginación: los creadores de mitos mueven a los pueblos. Y el poderoso mito del Capitalismo creado por Lenin explica todo: el patriarcado, el cambio climático, el nudismo como un acto anticapitalista moralizador al ser igualitario, etc. [23]. Incluso la existencia del mal. Extirpado el Capitalismo advendría el Imperio del Bien.[24]

 

Leer en La Gaceta de la Iberosfera