ENRIQUE TIERNO GALVÁN
1918-1986
Enrique Tierno Galván, llamado el “viejo profesor”, que conversaba con
el Papa Juan Pablo II en latín, murió en loor de laicidad por haber
seguido la recomendación de Cicerón: “Se vive rectamente durante la
vejez en tanto se puede proseguir y cumplir hasta el fin con las
exigencias de una obligación, y despreciar la muerte.” Sor Pilar, la
sierva de María que había atendido al alcalde, marxista ortodoxo, en su
enfermedad, declaró: “El alcalde irá al cielo con zapatos y todo.” El
padre Misol, a instancias de una periodista a la que el alcalde había
comentado su deseo de volver “a ir a misa y recuperar las costumbres de
mi madre”, intentó, sin éxito, asistirle espiritualmente en la agonía.
Madrid, que fue distinguido con el testimonio “conceptuoso, elegante e
irónico” de sus bandos, lo despidió multitudinariamente con minutos de
silencio –padrenuestros de la nada–, cierres en Educación, paros en el
Metro, permisos funéreos y beatas rezadoras.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)