San José Caffaso
El gran Kiraly
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Tras la fase de grupos de la Eurocopa nos quedan 16 equipos que son los que tenían que haberla empezado. Con cuatro grupos y clasificados los dos primeros, hubiéramos disfrutado casi toda la fase como ayer noche con los húngaros, alemanes, portugueses y franceses, pero la UEFA vive de invitar con el dinero de otros por lo que cuantos más "otros", mejor caviar.
A los españoles nos quedan las manías de Luis Enrique, siendo la menos reprochable, téngase por muy particular apreciación, la de mantener en la titularidad a Morata. Morata necesita un acompañante arriba para descargarse la responsabilidad del gol y poder dedicarse con toda el alma a lo que de verdad le pide Luis Enrique: que sea el primer defensa del equipo con esa añoranza de los trabajos del Eto'o culé que tanto buscan los entrenadores de ayer, hoy y mañana. "El gol ya vendrá", parece decir el míster con esa tozudez que nos cabrea. El gol llegó porque a Dubravka le dió por hacer el Karius y porque Eslovaquia como equipo tendría casi imposible mantenerse en la primera división española. También por la llegada de Busquets, el equilibrio Busquets que cantan todos sus entrenadores. Ayer demostró ser tan necesario que aunque el juego de la selección no tiene la brillantez de Italia, ni asusta como Francia, ni amenaza con los tormentosos ataques de Holanda, Busquets transmite sensatez en un esquema que nos traía la monotonía de la lluvia tras los cristales que cantara con tristeza don Antonio Machado. Que Luis Enrique haya corregido el empecinamiento de jugar con un lateral que no lo es y que lo haría de maravilla como medio en favor de Azpilicueta, otro señor sensato que es el capitán del campeón de Europa, nos tranquiliza a los acérrimos y cruzamos los dedos porque mantenga la sensatez cuando se ponga a maquinar la alineación ante Croacia.
Curiosos los cruces donde los buenos están en el lado izquierdo y los dos mejores o más favoritos del lado derecho, Inglaterra y Alemania, se enfrentan en octavos. Anoche, cuando marcó Hungría dejé el Francia-Portugal donde más tarde Mateu Lahoz avergonzaría al arbitraje español -¡soberbio al cubo!, no puede reprimir el hacer de las suyas ni en los más serios escaparates- y me fuí al aguacero de Munich donde Alemania pareció por momentos la insulsa España contra Polonia. Eché de menos al gran Kiraly, el portero de los pantalones largos que tanto quisimos y que se retiró a los 40 años de la selección polaca cuando Gulácsi, su relevo, regaló el empate a Havertz. La insólita respuesta de Neuer, al que no se le sospechan despropósitos escandalosos, nos certificó que ayer día de San José Caffaso, patrón de los presos condenados al ahorcamiento, era fecha nefasta para los guardametas.
Nos espera Croacia, contra la que estoy convencido vamos a jugar mucho más cómodos... siempre que a Luis Enrique no le traicione su proverbial soberbia y aparque la sensatez que demostró ayer jugando como local en el mismo césped y con una "caló" más angustiosa que la soportada ante Suecia y Polonia.
Imagen: San José Caffaso.