Rato nos cae bien porque con esa perillita cana se parece a un Jeff Bridges de las finanzas, es decir, irradia la seguridad de ser el amo sin darse importancia. En el turno de preguntas empieza muy profesional deseando fortuna al Gobierno en sus decisiones, “en beneficio de todos los españoles”, apostilla incluso, como si no supiéramos que Mariano le pide consejo áulico para las cosas de la guita. Rato desmiente los rumores de fusión con La Caixa remitiéndose a un desmentido previo del propio Isidro Fainé y en estas levanta la mano un temerario corresponsal del New York Times:
—¿Representa a su juicio Bankia un riesgo sistémico, como se ha venido publicando en algunos medios en el último mes? ¿Van a incorporar a más entidades podridas?
—Lo de podrido no se lo tendré en cuenta —replica Rato, sujetando el impulso de arrojar tanta insolencia por la ventana para reequilibrar la torre—. No somos un riesgo sistémico sino una entidad sistémica. En cuanto a por qué la gente dice cosas, no lo sé, pero seguro que si leo su periódico me entero. Lo importante es que nuestros clientes e inversores, a la vista de estas cifras, no parecen coincidir con usted.
Vaya portavoz parlamentario se ha perdido.
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