-A punto ya de consumarse la tragedia histórica de la desaparición de la vieja mitología clásica con la implantación del cristianismo —fin de una serena concepción cíclica del tiempo histórico y orto de las angustias semíticas, cristianas o marxistas del tiempo lineal, del Alfa al Omega— se oyeron voces en los mares griegos gritando: «¡El gran dios Pan ha muerto!». Quizá por eso nuestros terrores sean ahora sórdidos (el sida, la bomba atómica, el cáncer) y no pánicos (el rumor inquietante del viento en las encinas, el brillo maligno de la luna en el arroyo, el olor montuno del rapto y de la muerte al aire libre). Todo ello es triste e irreparable, pero al menos Pan tuvo sus exequias nobles: el grito de desgarro que cuenta Plutarco.
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