jueves, 28 de diciembre de 2023

La fuga del "Pastilla"


Locutorios

Francisco Javier Gómez Izquierdo


            Muchas son las veces que servidor ha reivindicado desde aquí las quejas de los funcionarios de prisiones, cuerpo ninguneado y uno cree que hasta despreciado por los barandas del Ministerio en el que manda don Marlasca. No vengo hoy a referir las continuas fatigas y desalientos del gremio que la mayoría de los ciudadanos considera, por falta de conocimiento, imponderables que van en el sueldo. No. Me permito, ya jubilado de rastrillos, celdas y reglamentos, llamar la atención a los funcionarios de servicio el día 23 de diciembre en Alcalá Meco que, creo con pesar, descuidaron la vigilancia y custodia de un interno joven llamado Yusuf.


        No me creo casi nada de lo que a mí ha llegado ni lo que he oído esta mañana en la radio del coche, pero en el episodio hay un detalle que a los que sabemos cómo debe funcionar la comunicación nos llama la atención. "Salió mezclado con once familiares". Esto de mezclarse tras una comunicación tanto sea por locutorio como vis a vis es cosa que no puede producirse. Usted ha visto películas malas en las que varias familias están en una sala ocupando cada familia una mesa junto al preso que visitan. Eso es mentira. En las comunicaciones por locutorio la familia entra por una parte del edificio que sería zona de libertad y va a dar a un corredor en el que hay varias cabinas o locutorios con un cristal blindado a través del cual habla con el interno, hasta 40 minutos creo que es la duración máxima. Cuando acaba la comunicación el interno sale a un rastrillo y queda entre dos puertas, siempre en zona de prisión mientras las familias salen por la puerta por la que han accedido desde la zona de libertad, digamos. ¿Cómo llegó el interno a la zona de los familiares? Sólo hay una respuesta. El funcionario, porque estaba solo, o los funcionarios por falta de atención, dejaron las puertas de los rastrillos abiertas (el rastrillo es zona entre dos puertas y hasta que no se cierra una no se abre la otra) y luego no sé si en el Departamento de comunicaciones o en el rastrillo de entrada al devolver los DNI no se contaron los individuos que iban recogiendo los carnés. Los funcionarios funcionaron de cualquier manera, de prisa y sin rigor, supongo, y no como procede, a saber: la primea puerta del rastrillo cerrada y en la segunda puerta del rastrillo abierta un 20/% para que sólo quepa una persona, el funcionario con los once carnés va nombrando al titular que no saldrá hasta oír su nombre. Es más, si servidor hubiera estado allí, servidor y la mayoría de mis compañeros, sabría que tengo once carnés y por el natural instinto que se ha de tener en la cárcel, hubiera contado los individuos según se acercaban o ya dentro del rastrillo con las dos puertas cerradas y se hubiera detectado que sobraba uno.


        No recuerdo una fuga así. Mellizos o internos parecidos a familiares que en la comunicación vis a vis se cambian de ropa e intentan salir junto a la visita familiar dejando al gemelo o primo que se parece esperando que el funcionario vuelva a cachear tras acompañar a los familiares hasta el rastrillo de salida. Casos así los he visto, pero éste al parecer fue tras una comunicación por locutorio. Comunicación en la que no debe haber contacto físico con los visitantes.


      No creo un mamoneo de funcionario con interno -que es lo que me han soltado unos cuantos Rafaeles esta mañana- por las características de éste y el escaso tiempo en Alcalá. Más bien se han dado un cúmulo de circunstancias preñadas de descuido, suficiencia o torpeza, cosa ésta tampoco descartable, pero el caso es que nos han puesto un poco en ridículo a los "boquis". Les prometo que a mí me ha sentado muy mal.


      Compañeros, mas allá del carácter peligroso del joven en un módulo de respeto, más allá de la falta de personal, más allá de la obsesión de los que mandan porque el funcionario de vigilancia no sepa de la peligrosidad o conflictividad de internos que de repente te ingresan en un módulo trasladado no se sabe de dónde ni por qué causas, más allá de primeros grados camuflados como segundos, más allá de los que mandan, ésta es coladura propia. Como ésta no ha pasado y es muy difícil que vuelva a ocurrir. Ésta es como si vives en una plaza a la que acuden yonquis y un día te vas de casa y dejas la puerta abierta. Abierta de par en par. Lo normal es que al volver eches cosas a faltar.