martes, 19 de diciembre de 2023

Caer bien



      Francisco Javier Gómez Izquierdo

 

      Caer bien es asunto que la mayoría de las veces no tiene explicación. Tampoco la necesita. "Me cae bien Modric", ha escuchado usted en todas las geografías y es un caer que no molesta ni siquiera al rival culé porque Modric, que habla poco y juega mucho, cae muy bien a todo el mundo. A los que mejor cae es a los que despreciaron su fichaje por el Real Madrid por empeño de Mourinho, un señor que ha caído mal siempre. "No es Guardiola", dijeron los que dan la venia para consagrar benditos. Esos mismos cardenales -a alguno de ellos, pongamos Santiago Segurola, servidor lo ha tenido como voz bien fundamentada- mortificaban los comienzos de Xavi Hernández con la misma cantinela: "No es Guardiola", y tuvo que ser Luis Aragonés, otro que caía mal -recuerden aquellos cantares allá donde acudiera exigiéndole a Raúl en la selección-, hasta que ganó con Xavi la Eurocopa.


      Y el caso es que uno cree que Guardiola cae mal, muy mal, a la mayoría de los aficionados de fuera de Cataluña. Extraordinario entrenador que tuvo la fortuna de formarse a la sombra de un genio, juega con la ventaja  de permitirse comprar ahora en el City lo mejor del mercado y haber coincidido con una generación extraordinaria e irrepetible en el Barça, pero son evidentes ciertas obsesiones tácticas que requieren mucha dedicación y una evolución con los planes B que hace temible a su equipo y respetable su profesionalidad. Otra cosa es cuando habla y se pone a pisotear jardines haciéndose la víctima. Eso es lo que hace que caiga mal. Muy mal. Y uno cree que con razón.


      Con los clubes pasa como con los jugadores y entrenadores y es detalle fácil de constatar, si repasamos el último medio siglo de equipos simpáticos. Caen bien a toda España y se les recuerda con cariño el Logroñés de Aimar y David Vidal, el Numancia de Lotina, el Extremadura de Ortuondo y Benítez, el Sabadell, el Pontevedra, el Recreativo..,y ¡cómo no! mi Burgos con su Plantío. Éstos y otros muchos, apreciados por ejercer de valientes a pesar de sus modestos posibles. En otro nivel, con muy buenos peloteros, cayeron bien la Real de Ormaechea, el Athletic de Clemente antes de que Clemente empezara a caer mal (el Athletic siempre ha caído bien) o el Dépor de Arsenio Iglesias con aquellos Bebeto y Djalminha que daba gusto verlos.


     Ahora, y sin jugadores como el Superdépor o los dos equipos vascos de principios de los 80, el que cae bien es el Gerona, que ahora se escribe Girona y se dice Yirona como si leyéramos yitano o yinebra. ¿Por qué cae bien el equipo gerundense? Sin duda alguna por cómo juega y lo bien que ocupa el campo. Tengo oído a Van Gaal -me precio de ser de los pocos a los que cae bien don Louis- que si parece que hay más jugadores tuyos en el césped que del rival, lo estás haciendo bien. El entrenador Míchel cae bien desde que era jugador y en el Rayo apareció enclenque y como desvalido. "El Yirona de Míchel", ha salido de retales muy bien aprovechados y colocados con mucho lucimiento. Blind y David López, los centrales, superan la edad de Cristo y servidor, que los nota algo lentos, se maravilla cuando los ve defendiendo en el medio campo con un Blind que parece Beckembauer. Los laterales, Arnau, Eric, que ahora está a gusto, o Miguel, que está para selección, han llegado a una coordinación con Tsigankov, mi favorito, Savinho o Couto, un pequeño extravagante que la toca como los ángeles, que desde ahí, desde las bandas llegan balones como granadas letales para que Dovbyk o Stuani (37 años) las hagan explotar. Aleix García es el organizador, asentado en la doctrina de Míchel tras su extraños años nómadas, y fía su protección a Iván Martín, sin sitio en el Alavés, o Rangel Herrera, formando un grupo que se ve unido y dando mucho más de sí de lo que todos le creíamos capacitado. Mérito es de Míichel sin duda, que, conforme a otra de las enseñanzas de Van Gaal, está haciendo mejores a los jugadores que entrena. Desconocidos muchos de ellos y descartados otros pocos por rivales que no acaban de creer lo que están viendo.


      De aquí a unos años se recordará el Yirona de Míchel y veremos que a todos nos cayó bien.