Abu Ghraib
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Al leer su libro (“Discurso” sobre la desigualdad), escribe Voltaire a Rousseau, uno termina deseando andar a gatas, como haría Maeztu en la madrileña plaza de Cibeles para pedir cultura a las buenas y a las malas, poco antes de que los milicianos lo apiolaran (octubre, octubre) en las sacas del 36 por “escribir en ABC”.
Y a gatas andaría uno al oír a Biden, líder espiritual de nuestra derecha liberalia, atribuir a los italianos las gestas de la conquista de América, dejando para los españoles, que según él no estuvieron allí, “las atrocidades”, por las que pide perdón “en nuestro nombre”, lo cual indica que todo lo que esta momia sabe de hispanidad es lo que le contara Pedro Sánchez en su famoso paseo de veintinueve segundos en la cumbre de la Otan.
La derecha liberalia niega la existencia de la guerra cultural (y si existiera, no habría que darla), y así prosperó el insidioso concepto de “América Latina” (contra el que sólo presentó batalla don Torcuato Luca de Tena), bajo el pretexto de cumplimentar a un puñado de italianos recién llegados a la Argentina.
A Biden, halconazo demócrata de Iraq-Abu Ghraib, que viene de matar con drones a un grupo de niños en Kabul (dice que apuntaba a un capo del Isis) sólo por tapar la ruina de su huida de Afganistán, no hay que tomarle en cuenta las bajezas antiespañolas: el presidente de esa República agonizante que ha reducido al silencio a la oposición parece seguir siendo Obama, mandadero de los Big Tech, que quitó a Sanders de la carrera presidencial para poner a Sleepy Joe (con “la afroasiática” –la gente lee “afrodisíaca”–, como la llama Irene Montero, Kamala Harris, que tenía el cinco por ciento de los votos en las primarias), que “ganó” en un apagón de madrugada con los votos de los muertos pasados por un algoritmo venezolano.
–¿Por qué no enseñamos historia en las clases de historia? Un hombre negro inventó la bombilla. No un tipo blanco llamado Edison –fue el bombazo de Biden en su campaña electoral.
[Martes, 12 de Octubre]