lunes, 7 de agosto de 2017

¿Pur qué? ¿Pur qué?




Hughes
Abc

Rueda de prensa de Mourinho. Qué recuerdos. Qué cosa eso del antimourinhismo. Había que poner al entrenador en la frontera porque sí, porque se le ponía a alguien en los mismísimos epidídimos editoriales, y decir que lo verde era rojo y lo rojo azul. La voluntad de tocar las narices de Mourinho era refrescante. Ir a la contra por sistema, literalmente. Llegaba en el momento más alto del guardiolismo y -añadiré- del segurolismo. Esa aleación de monsergas futbolísticas que se estiraba hasta lo político. Era insoportable. Poner a Pepe de centrocampista era como ser falangista. El 5-3-2 era reaccionario. La posesión era un hosanna.

El Mourinhismo, de todos modos, acabó siendo un coñazo. A la ola inicial, pequeña, friqui y que no iba a ninguna parte, se subieron unos jetas impresionantes y al final no se podía ni escribir que el Borussia había sido mejor. Los jetas impresionantes son como Kalessis y suelen llevar anejos un ejército de tontos. A mí me gustaba mucho llamar “maurinhismo” a su evolución masiva.

Algunos hicieron de eso un movimiento (ya ves tú) para meterse ellos dentro. Pero de Mourinho a mí se me quedó grabado el “¿pur qué?”. Creo que a mucha gente. Más que grabado, acabé reparando después en todo su sentido. Quizás fue la gran herencia (en el lenguaje quedó también lo de “top”). Con el tiempo me descubrí más de una vez repitiendo solo ese mismo “pur qué”. En voz baja, para mí. Pero ya como pregunta que no espera contestación. No es indignación. Es algo apagado, lusitano, una letanía que solo aspira a encontrar sentido. Algo muy solitario y desconcertado. ¿Pero pur qué? ¿Pur qué? Del mourinismo me ha quedado esa musitación desesperada.