jueves, 11 de julio de 2013

El procónsul Rajoy en el circo de Bárcenas

  
Jorge Bustos

Cortafuegos alrededor de Rajoy, titulaba la prensa global en español presuponiendo que Rajoy sea un político combustible como esos ministros de los que sentencian los analistas: “Está muy quemado”. ¿Puede quemarse Rajoy? ¿Es Rajoy inflamable? Todo apunta a que no, aunque por si acaso sus ministros han salido al unísono a poner, precisamente, la mano en el fuego por él. Todos los fuegos al fuego, diría Cortázar, cuyo cuento homónimo principia justamente con un procónsul haciendo el saludo romano –facha, concluirían los memoristas históricos de Zapatero– y fantaseando con su propia estatua:

Así será algún día su estatua, piensa irónicamente el procónsul mientras alza el brazo, lo fija en el gesto del saludo, se deja petrificar por la ovación de un público que dos horas de circo y de calor no han fatigado.

Rajoy tiene algo de estatua pero no parece tampoco un procónsul fascista, contra lo que piensa Izquierda Unida, que pide elecciones anticipadas porque ha leído el dietario contable de un tesorero codicioso. A los diarios de Trapiello nadie les hacía ni caso en la pasada edición de la Feria del Libro, al punto que Trapiello hubo de abandonar la caseta en que (no) firmaba porque le habían plantificado al lado la concurridísima barraca del puto Master Chef, pero hay que ver qué de lectores cosechan los apuntes de Bárcenas. Cuando salga la edición en Orbyt, Dan Brown puede echarse a temblar. Ambos autores, sospecho, tuercen en su escritura más por la imaginación que por la documentación. Ojo, Jabois, que en cualquier momento Bárcenas se abre un blog plagiario desde la cárcel titulado "Apuntes en sucio".

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