domingo, 28 de julio de 2013

Eduardo Punset: el Sepu de la ciencia


John Christopher Depp II, Johnny Depp,
 el penúltimo renacentista

Jorge Bustos

Parece que el CSIC corre el riesgo de desaparecer si no le inyectamos entre todos otros 76 milloncetes de dinero público. De todos modos hay más españoles llorando por la extinción del Atleti de balonmano que por el peligro de quiebra que ronda al CSIC. ¿Qué pasaría si el CSIC desapareciera? Pues algo muy parecido a nada, porque los españoles lo de la I+D no lo han entendido nunca, y por eso pedía Unamuno que inventaran los demás, y por eso a los políticos, a fuer de españoles, el primer recorte que se les pone en la punta de la tijera es siempre el recorte en investigación, ciencia, laboratorio o biblioteca polvorienta cuyos legajos no interesan sino al doctorando. Aquí el doctorando integra una casta baja en españolidad, una excepción afrancesada de compañía tan sospechosa como los intocables hindúes.

Y además qué importa que se hunda el CSIC, teniendo a Punset. Eduardo Punset es el último renacentista -siempre que decimos “el último renacentista” confiamos en que sea el penúltimo, confiamos en la surgencia de otra criatura polifacética que ahora mismo es un niño con gafas desechando la tableta por ese Larousse que papá compró por un estricto prurito decorativo-, es decir, un hombre que ha sido de todo y, si no ha alcanzado la excelencia en nada, tampoco sería justo aplicar a su plural carrera el rasísimo rasero que marcó un día en que necesitaba pasta –no tanta como el CSIC- y accedió a vender rebanadas de pan Bimbo como si fueran puras hélices de ADN.

Ahora bien. Todavía las investigaciones de Punset entretienen a algún insomne que zapeando de noche queda atrapado en sus Redes; en cambio, de los quehaceres eruditos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas únicamente nos enteramos cuando Ana Blanco elige uno de sus experimentos entrañables para relleno del telediario.

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(Colección Look de Té)