Francisco Javier Gómez Izquierdo
Luis Enrique tiene muchos detractores. Cae mal al personal y eso es cosa de la que es harto consciente. Es cierto que parece buscar incomodar por incomodar, que tiene cosas de Kie taleguero y que la Trinidad que forma con don Rubiales y don Molina está basada en muy sólidos fustes.
Las formas de Luis Enrique pueden ser controvertidas, pero no debemos confundirnos. Luis Enrique es un excelente entrenador, sabe de qué va el asunto como muy pocos y hoy, en el mejor escaparate, ha dado una clase magistral. Ha plantado su dibujo, como se dice ahora, con una variante en punta tan de viejo zorro que ha pillado en bragas al míster Luis Fernando Suárez.
El papel de Asensio, moviéndose como el azogue y desconcertando a los centrales ticos más la circulación de pelota que cuando te sale rápida y precisa es cuando entendemos que se juega bien al fútbol, ha encantado a los propios -a nosotros, se supone- y habrá llamado la atención a los aficionados y seleccionadores extranjeros. También se supone.
Se ha jugado muy bien. Sí, la debilidad del rival ha ayudado (Keylor Navas ha llegado a dar lástima), pero no es tan sencillo empezar con tanta solvencia un Mundial como pueden explicar Alemania o Argentina.
Quedamos a la espera de la solución Laporte-Rodri por incomparecencia de Costa Rica, pero no parece opción disparatada ante la general desconfianza con Eric García y la aparente orfandad en la que ha quedado Pau Torres tras la marcha de Unai Emery. Disfrutemos con este 7/0. Un 7/0 que entre ortodoxos no se considera partido-partido, pero ¡oiga! se ha pasado una muy buena tarde.