Mijail Larionov y Natalia Goncharova
Demostrar que la pintura y el diseño artístico dominantes en la cultura capitalista tienen su único fundamento en el totalitarismo igualitario de la estética comunista, es empresa intelectual que desborda los conocimientos de un solo hombre. Pero estoy convencido de que esta tesis inaudita puede ser confirmada con la investigación de otros especialistas en las fuentes del mercado internacional de las artes gráficas. Sin el derribo de los ideales inestéticos que nos impone la geometría igualitaria, no hay solar sobre el que cimentar un retorno a la belleza con ideas pictóricas de la abstracción que siempre hagan visibles aspectos de la Naturaleza o la Humanidad.
Nadie debe ver en mi tesis una intención política de desacreditar la idea comunista, a la que siempre consideré como una hermosa utopía imposible de realizar. Mi único propósito está dictado por la necesidad cultural de retornar a la belleza en la expresión singular de toda obra de arte. Esto me obliga a denunciar la falsedad, carente de emoción estética, de la pintura realizada hoy bajo patrones científicos de la geometría trazada a regla y compás. El hecho de que estos patrones fueran inventados por el comunismo ruso en la década roja (1912-1922), sólo explica el sentido totalitario que encierra la idea de la igualdad cuando deja de inspirar la justicia social para realizarse, como sustitutivo demagógico, en el campo de la creación artística.
Antonio García-Trevijano