martes, 15 de noviembre de 2022

Arte. Gustav Klimt, el majestuoso creador de la mujer fatal y de la pintura decorativa

 

 

No todo lo que manifiesta la pintura actual procede de las innovaciones que cambiaron en París la visión tradicional de la estética antes del final de la Primera Guerra Mundial. En estos comentarios sobre las obras más influyentes de esa época no incluyo las que emergieron antes del siglo XX. Como en Berna, con el dibujante de la monumentalidad del ser humano, Ferdinand Hodler; en Bruselas, con las mascaradas del simbolista James Ensor; o en Viena, con el majestuoso creador de la mujer fatal y de la pintura decorativa, Gustav Klimt.

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Poco antes y durante la guerra del 14 no era París, sino Viena, la capital cultural del mundo. Allí estaba el foco de irradiación de la modernidad en psicología (Freud), filosofía (Wittgenstein, Carnap) y música (Mahler, Schönberg). El pintor Gustav Klimt había creado el prototipo de mujer vampiresa devora-hombres. La rodeó con tanto ornato de color que en realidad legitimó la pintura decorativa. Su discípulo Oscar Kokoschka, atormentado por sus propias pasiones y por la inhumanidad del mundo, penetró de tal modo en la psicología de los individuos, sintió tan amargamente el drama de ser devorado por una bella apasionada, que llegó a ser el primer retratista de enfermedades de los cuerpos y las almas. Los nazis le confiscaron 400 obras de «arte degenerado».

Antonio García Trevijano

 


Gustav Klimt