ANTONIO GARISA
1916-1989
Antonio Garisa fue, en el teatro, en la revista, en la zarzuela o en el
cine, un segundo de primera. Hubiera querido ser torero, pero le faltó
valor para intentarlo. Intentó, en cambio, el musical a la americana –El violinista en el tejado–, sin éxito. En el cine debutó en la opera prima de Bardem y Berlanga: Una pareja feliz.
A su muerte, Berlanga dijo de él: “Era, como yo lo digo, un ‘actor de
tripa’, un actor genérico o de reparto que pertenecía a ese gremio; que
te aceptaba sin rechistar cualquier papel, aunque fuera tan sólo de dos
folios. Ahí residía su grandeza.” Fue el actor más acaudalado de la
farándula nacional: “Ahorro –explicaba él– para tener una vejez
tranquila.” A su entierro –agosto en Madrid– asistieron veinte personas
y, en el camposanto, su compañero Alfonso del Real declaró: “Siento
vergüenza de mi profesión.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)