lunes, 14 de junio de 2021

Disciplina de manga


El mangazo

 

Hughes

Abc


La intención era comentar un rasgo de estilo de lo visto en Colón (la foto), pero hay que pararse en otro. Resulta que la reunión de la derecha o ultraderecha (para la mayoría de medios) ha deparado unos discursos en los que, hasta donde he podido resistir, han tenido las siguientes referencias y citas: Félix Ovejero, Libres e Iguales (dos), Institución Libre de Enseñanza y Machado. O sea, que la reunión terrible y espantosa de la derecha, ultraderecha o extremaderecha, la resucitación dominical de las falanges, se desarrolla en un marco donde solo se cita a personas de izquierda. Esto resume la cuestión: tras el atropello del indulto, acto ignominioso en colusión con el golpismo, salir a la calle a protestar pacíficamente es: 1) dicen que de ultra y 2) efectivamente de izquierdas.
 

El esfuerzo de los organizadores por hacer discursos pulcros, mimimí y de incoloro civismo ha tenido la respuesta esperada: ninguna. A las pocas horas (la comida no la interrumpen) los huelebraguetas de etarra ya estaban poniendo peros a los discursos, buscando en ellos rastros de discordia y brutalidad. Pero quede constancia aquí de esta situación: la “extremaderecha” se manifiesta bajo Machado, la Institución y Félix Ovejero. Tócate los cojones, Mari Pili, gender fluid.


El otro rasgo de estilo es la camisa. Las camisas del PP que ya desde hace algunas semanas, cuando llegó la caló, han adoptado el corte y aspecto reglamentario. Creo que el PP es el partido más organizado ante el verano. Es quizás una reminiscencia de cuando Cascos y Aznar y funciona como un distintivo. El arremangamiento era ya una norma de estilo. Indica cierta intrepidez, ‘ponerse a trabajar’ y una eternización en el momento sport. Una perpetuación de esa salida forzosamente provisional (que no soluciona nada de manera estable) consistente en subirse la camisa. Este año, sin embargo, me llama la atención la homogeneidad del asunto: todos la llevan en el PP por debajo del codo de un modo muy parecido. Es como si hubiera un cargo en Génova encargado del largo de la camisa o les hubieran mandado una circular. Destaca además la perfección del arremangamiento. No se les hace el burruñito inevitable, sino que les queda como planchada. A Casado sobre todo. Casado va perfecto.
 

El codo es así la pudibundez del ‘centroerrecha’. El hombre actual enseña el tobillo, pero el codo no. ¿Por qué? ¿Acaso Casado y sus men no quieren que se vea que el suyo está virgen y rosadito? ¿Por qué no se ve el codo? El codo, por donde el brazo se dobla, por donde la torsión se efectúa, queda tapado, y lo que el del PP muestra es el antebrazo, que corre el riesgo de ser ocupado con pulseritas que le suban desde la muñeca. Porque en el señor del Pp se ha observado la tendencia a tener la muñeca ocupada de abalorios y pulseritas, más que ningún ser humano conocido. Es la suya una muñeca identitaria, pues ahí suele haber una bandera de España o alguna referencia personal de vida libre y veraniega. La pulserita es su tatuaje. Y ahora se arremanga como si llevara un brazalete bajo el codo y ese espacio intermedio es el centroderecha, la ligereza, lo jóvenes-que-somos, el margen de maniobra, pero, ya digo, idealmente, porque ese espacio que le queda en el antebrazo muy pronto alguno puede descubrir que le permite llevar más pulseritas, más banderitas de España, más pulseritas de cuero, más pulseras como de festivales secretísimos, de modo que el antebrazo vaya siendo invadido y desaparezca. Ahí va a haber una lucha importante, pero se confía en Montesinos y Cantó, nuevo estilo, para mantener a raya el avance.
 

En Colón hemos visto que también Ayuso se suma. A ella también le han subido las manguitas. La coordinación es total, la moderación camisil ante el estrago del verano es completa, y todo contribuye a una idea de organización y uniformidad. La camisa, de azul clarito, siempre clarito, se recoge suavemente bajo el codo para escuchar a la institución, Machado, Ovejero… Es la elegancia que deja Colón.