Sevilla
Plaza de España
Francisco Javier Gómez Izquierdo
A Susana Díaz la tenemos como de pocos conocimientos y señora de mínima ciencia, pero tales evidencias no quitan para que sea“lista como el hambre” que dirían nuestras abuelas. Susana Díaz ha ido trepando “escalón a escalón”, arracimando poder, valiéndose de su condición mujeril, hasta quedárselo todo, y como ha pegado carteles desde chiquitilla, sabe muy bien lo que da votos.
En Andalucía se ha puesto de moda criticar a los catalanes independentistas y hasta la progresía pedestre que compra El País para presumir de demócrata se pone camisas con la bandera de España y borda en el costal semanasantero la rojigualda. El andaluz es orgulloso y no le gusta que le insulten los señoritos. Que le engañen, exploten y ninguneen, vale... pero que le acusen de vago, fiestero y subvencionado, no lo consiente... y como quiera que el mesianismo catalán vomita con saña hacia su dignidad nadie va a ser más español que el sevillano, el malagueño ó el cordobés. Susana Díaz tiene calados a sus paisanos y por si de aquí a dos años fallare el clientelismo al ser ella señora colocada al mando del virreinato por arte de birlibirloque, se ha apropiado de la bandera que los de su facción tienen arrinconada en España: la del españolismo.
Susana quiere seguir de virreina. El socialismo es el medio. Andalucía está muy orgullosa de ser española y como Susana no fue a clase cuando se explicó lo del federalismo -¡ese invento socialista y catalán de iletrados cursilones!- y además tiene el espíritu lejos de cualquier doctrina académica, le importa un bledo lo que digan los hombres del partido, a los que cualquier día los hace tan machistas como misóginos, con lo que Rubalcaba no sabrá donde meterse.
Susana es una recién llegada que sabe lo que le gusta oír al pueblo. Como es más “lista que el hambre” ha ido a Madrid a hablar como un tabernero de Utrera. A reñir a los catalanes como le gustaría hacerlo a un aceitunero de Jaén... y de paso a cosechar votos a costa del orgullo herido de los votantes inciertos. Susana Díaz es tan tremenda y tan comehombres que es capaz de poner firme a toda esa calle Ferraz de españoles dudosos.