LUIS BUÑUEL
1900-1983
Luis Buñuel, fascinado por sus recuerdos prenatales, se hizo pasar por canónigo. Detestaba el pedantismo, la jerga, las estadísticas, los fanáticos, Steinbeck... Le gustaban Sade, el frío, la lluvia, los claustros, los enanos, los bares, el alcohol, el tabaco... Tenía el fetichismo de las botitas: al rodar Viridiana, tomó setenta planos de pies, seleccionados en el montaje. Era de Calanda, que tenía dos iglesias y siete curas. “Yo jugaba a decir misa en el granero.” Su obra cinematográfica es un tenderete de símbolos. “Dalí y yo éramos surrealistas sin etiqueta.” Dalí no fue informado –prescripción facultativa– de la muerte de su amigo. “En Calanda tuve yo mi primer contacto con la muerte, que, junto con una fe profunda y el despertar del instinto sexual, constituyen las fuerzas vivas de mi adolescencia.” Todas sus películas son, según él, películas cómicas tratadas trágicamente.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)