jueves, 2 de octubre de 2014

Torrente


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El ruido catalán coincide en Madrid con el ruido cinero de Torrente, que ya va por la independencia de Cataluña.

    El cine debe ser una narración estética del mundo de su tiempo, y si nuestro tiempo es el tabarrón catalán, nuestro cine es el culebrón torrentero, una mina para los fabricantes del gusto social del consenso.

    Técnicamente, el Estado de las Autonomías fue el plan de colocación de la izquierda para su gente de provincias, heredera del “constructo” (palabro a la moda que viene de la psicología, no del ladrillo) de don Natalio Rivas:

    –¡Natalio, colócanos a tóos!
    
Y “tóos” pagaban con jamones de Trevélez. (Otra vez la rumba alrededor de un jamón).
    
Torrente llega a la independencia de Cataluña procedente de “Las Autonosuyas”, con Landa, Codeso, Bódalo y Garisa interpretando los chistes de Vizcaíno Casas en Rebollar de la Mata, donde los políticos (“¡la casta!”) crean un Ente Autonómico, Serrano, y un idioma propio, el “farfullo”, que parece haberse extendido a España entera.

    El propio Torrente, para promocionar su flamante obra, “farfulla” conceptos tan tertulianescos como “decisionismo” (“Entiendo que los pueblos tienen que decidir sobre su futuro”) o “genocidio” (“Un señor que roba un millón es un ladrón, pero otro que roba cientos de millones es un genocida”) que prefiguran una Ilustración madrileña dispuesta a codearse con la edimburguesa.

    Nada sería igual si Suárez, el del aeropuerto, antes de ponerse con las autonomías, hubiera leído a Yogi Berra, beisbolista americano, una de cuyas salidas más ingeniosas dice: “Corta la pizza en cuatro pedazos, no tengo tanta hambre como para comerme seis.”

    Claro que no es fácil Yogi Berra: Muñoz Molina es académico y lo confundió, al citarlo, con el Oso Yogui (Yogi Bear) en un artículo científico. Una vez preguntaron a Berra qué haría si encontrara un millón de dólares y contestó con un resumen del programa social de Podemos:

    –Localizaría a quien los hubiera perdido y, si fuera pobre, se los devolvería.