sábado, 9 de noviembre de 2013

Memorias



Lopera

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En Madrid, un mes después de acabada la crisis, los restaurantes permanecen vacíos, que en esto consiste el nuevo concepto del éxito, pues los restaurantes que siempre estaban llenos (El Bulli, Jockey…) cerraron con deudas que ni la Renfe.
    
En fin, que tenía razón Lopera al decir que si la gente no salía más a cenar no era por la crisis, sino porque no tenía de qué hablar, siendo los temas de conversación del momento las memorias de Aznar y Gonzalón y la convocatoria de Diego Costa.
    
Aznar y Gonzalón son dos leyendas urbanas como la chica de la curva, almas muertas en accidente que se niegan a aceptar la realidad y vagan por el astral, que es, como todos los espacios, curvo, a la espera de metérsele a algún lúser en el coche para darle el turre con sus historias.
    
Para cualquiera que no tenga memoria de pez (memoria de pez: el secreto de la Francia de Renan y de la Santa Transición de Ónega, el Renan de Suárez), las memorias de Aznar y Gonzalón sólo dan para un chascarrillo como el de la patera y los pendrives:
    
¿Qué es una patera llena de pendrives?
    
Memorias de África.
    
Y la convocatoria de Diego Costa para el Combinado Autonómico del marqués de Del Bosque tampoco da para una cena, pues se agota en un desayuno.
    
Yo me he desayunado hoy en un mesón de Morata de Tajuña donde los parroquianos discutían acaloradamente, no de la memoria de Aznar y Gonzalón, sino de la españolidad (“discutida y discutible”, que diría el Zapato Impar) de Diego Costa, al que miran con la perplejidad que mirarían a Morgan Freeman en el “Robin Hood” de Kevin Costner.
    
Cosas de guionistas.

    Desde la marcha de Luis Aragonés, el guionista del Combinado Autonómico es Xavi, que se escaquea de los bolos perezosos de “la Roja”, reservando sus cameos para los partidos de alto copete.
    
¡Luis Aragonés! Una vez, en Cádiz, el Gitano Rubio me pegó un cañazo con la cuenta; le pregunté por qué, y me contestó:

    –Yo le he ganado a los chinos a Luis Aragonés.