Abc
Ante la primavera árabe que representa Cataluña con moros de las fiestas de Alcoy, la postura de Rajoy es hacer lo que Franco, no meterse en política, y decir lo que Juan Ramón: "No le toques ya más… que así es la rosa".
Nou les toqueu!
Pero Rubalcaba, que tiene una idea de la Constitución semejante a la que cualquier guardia municipal pueda hacerse de su cuaderno de multas, mezcla, por enredar, autonomismo y federalismo, y esto nos devuelve al energumenismo de los constituyentes republicanos, que sacaron de la cama a las cinco de la mañana al filósofo máximo de la nación, que era Ortega, a que les explicara en el Congreso la diferencia entre ensamblar las piezas de un puzzle a fin de formar un cuadro y coger un cuadro y hacerlo añicos al objeto de crear un puzzle.
El filósofo máximo de la nación es hoy Del Bosque, marqués de salmantino luto, al que los secesionistas catalanes citan como autoridad para reclamar, a cambio del tiquitaca peloteril salido de La Masía, un tiquitaca federal que salga de La Moncloa, y provisto de falso nueve, que sería la secesión.
La deuda de “Madrit”.
–¡Madrileño! ¡Ladrón! –gritaba el jueves en Logroño un caballero de sombrero porque El Fundi no conseguía meter en la muleta a un santacoloma de La Quinta con esa casta que distingue a la rancia tauromaquia española de la posmoderna gatomaquia nimeña.
Son prejuicios federales muy extendidos que todo el mundo es ladrón y que todo enemigo es… madrileño.
–Yo he visto a una tía mojar morcilla en el café con leche –nos decía anoche en Burgos un camarero–. ¡Era madrileña! (Y al rato) ¿Son ustedes madrileños? No, si digo yo que en Madrid habrá de todo. ¡Como en Barcelona!
Federalismo es el derecho delbosquiano de los pueblos a ser… palurdos.