martes, 11 de septiembre de 2012

¡A Eurovegas, que nos lo prohíben!

El  GemTheaterBar verdadero 

Jorge Bustos

Pues honestamente yo no veo dónde está el debate en el asunto de Eurovegas, abocetada como una Nínive por los pinceles tenebristas del neoclericalismo de progreso. Los muecines de la socialdemocracia coinciden aquí con las cautelas perfectamente canónicas expresadas por la jerarquía eclesiástica, pero no vamos a descubrir ahora que la Iglesia recela del juego, mientras que no deja de chocarnos el furor condenatorio de Tomás Gómez, el Savonarola de Parla, personalidad invencible –por la inteligencia– en cuya idea platónica de república hay Gobiernos para los que pierden elecciones y catacumbas para los miembros del Opus Dei.

Nos dan el turre catequético con la proliferación de chulos, putas, gánsters y hasta periodistas de sucesos como satélites de iniquidad que orbitarán mefíticos por Alcorcón, arruinando el ejemplo ofrecido a los niños por Casillas y Xavi. Pero el espesor de las telarañas en las arcas españolas no nos coloca precisamente en condiciones de debatir la pertinencia de Eurovegas, que algo de dinero y de empleo sí parece que va a traer. La pobreza en España siempre ha estimulado el trabajo intelectual, de modo que la visión permanente de un puchero vacío terminó por originar la literatura picaresca y la reflexión mística, así que hemos de respetar a quien, ante la oferta de dinero y empleo, opta en un digno arrebato de bizantinismo por quedarse con un artículo de fondo de El País. Pero uno, que no fue llamado por el camino de la ascética, se pregunta: ¿qué hay de malo en aprovechar la salud del vicio como fuerza motriz de la economía? Si el Gobierno pretende aprovechar a los parados como cuerpo amateur de bomberos, y si ya hemos ensayado tímidamente con la I+D sin que dé frutos apreciables, se me antoja una frivolidad despreciar el potencial acreditado de la única aptitud humana que la crisis no ha puesto en tela de juicio: las ganas de beber, jugar, comer, consumir, alternar elegantemente con señoritas y entretenerse un poco antes de rendir el cuerpo a los gusanos.

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