Ricardo Bada
El Espectador
En 1867 Benito Pérez Galdós es un joven de 24 años, lo que significa, entre otras cosas, que tiene intacto el 100% del desparpajo, o de la desvergüenza, como lo prefieran, de aquellos a quienes les queda toda una vida por delante. Amén de ello, declara ser un ferviente admirador de Charles Dickens. Y por si fuera poco, dizque sabe inglés. La impía concurrencia de estas tres circunstancias es casi fatal: el joven Galdós acepta traducir los Papeles póstumos del Club Pickwick, para el folletón de un diario madrileño de aquellas calendas.
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En 1867 Benito Pérez Galdós es un joven de 24 años, lo que significa, entre otras cosas, que tiene intacto el 100% del desparpajo, o de la desvergüenza, como lo prefieran, de aquellos a quienes les queda toda una vida por delante. Amén de ello, declara ser un ferviente admirador de Charles Dickens. Y por si fuera poco, dizque sabe inglés. La impía concurrencia de estas tres circunstancias es casi fatal: el joven Galdós acepta traducir los Papeles póstumos del Club Pickwick, para el folletón de un diario madrileño de aquellas calendas.
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