martes, 14 de febrero de 2012

Amor


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

No sé yo si Pepín Fernández, que nos trajo con Galerías Preciados el Día del Padre, no nos trajera también San Valentín, que es el día en que los novios se agasajan con detalles extraídos, distraídos o sustraídos en los grandes almacenes.

Los dos tortolitos hicieron su nido pajita a pajita –dice Ullán que escribió sin respiro un cronista habanero que entusiasmaba a Carlos Franqui.

Los papás preferirían que sus tortolitos hicieran sus nidos ladrillito a ladrillito, pero el reventón de la burbuja inmobiliaria, unido a la declinación y caída de la Hélade, hace que se contenten con un pesebre de paja, y los más afortunados, con un moje de labios en ese champán que según la niña de Garzón tenemos los españoles para brindar por lo de Garzón.

Otra vez Ullán:

Negro lo tiene el garzón / por llamarse Baltasar.

El “agit-prop” trata ahora de hacernos ver que en Garzón la democracia ha vuelto a cepillarse a Sócrates, cuyo discurso en el “Fedro” (nada que ver, por cierto, con el discurso de Garzón en el Supremo) pasa por ser el evangelio del amor puro.

¿Será casualidad que Grecia y Garzón caigan al mismo tiempo?

Un Jeremías de ese “agit-prop”, Goytisolo, que fue membrillo sartreano (chivándose de Arrabal al viejo estrabón), grita hoy desde Marrakech que España anda otra vez bajo la bota de la iglesia de Franco y el fascismo de Mariano.

Cuando en el 68 Cohn-Bendit jugaba a su propio San Valentín gritando “Haz el amor y no la guerra”, Jean Cau, que fue secretario de Sartre, le contestó:

–¿Y qué pensarían de vosotros, listos, Bakunin o Durruti, Robespierre, Lenin o Mao?

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