Derbi y Agenda 2030
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Lo peor del derbi fue el arranque pancartero de los dos equipos con la
loneta publicitaria de la Agenda 2030. Si la política entra por la
puerta, el fútbol saldrá por la ventana.
La noticia, pues, no fue
que el Madrid de Ancelotti jugara a nada, pues lleva jugando a nada
desde la infausta noche de Manchester, y ahora, además, sin Courtois ni
Militao ni Vinicius ni Benzemá. La ausencia de Courtois y Militao dejan
al equipo con una línea defensiva del montón (sólo así se explica un
doblete de Morata), pero la ausencia de Benzemá deja al equipo sin
sistema de ataque: su sustituto natural era Harry Kane, pero no se hizo,
y ahora el Real Madrid de las catorce Champions se presenta en el campo
del Atlético con una alineación de Simeone, condenados Bellingham y
Rodrygo a vagar por el espacio como “chicas de la curva”, mientras
Simeone hace de Milei con las masas del estadio, que tiene nombre de
Encíclica.
“Aforismos sociales con aire de epístolas
pontificias”, le definió Evita Perón el justicialismo a Pemán, quien ya
en su día hubo de tomar nota de “la perra de lo social” que cogieron los
poetas (para entendernos: “coger una perra” se llama al modo de exigir y
apremiar del niño, que cuando “coge la perra” no quiere más que aquel
sonajero, y rechaza toda la oferta de lapiceros, relojes y gafas que le
hace la familia).
–Celaya rechaza toda poesía que no sirva para
mejorar el mundo, y Blas de Otero toma por divisa, en respuesta a Juan
Ramón, “a la inmensa mayoría”.
¿Poesía pura o poesía social?
¿Fútbol puro o fútbol social? Valdanágoras respondería con su funambulia
grecizante que el único fútbol puro es el fútbol social, y debió de
tomar como un triunfo de la Historia la pancarta 2030 del derbi.
El fútbol social servirá para tapar todas las carencias del fútbol
puro. Se van los entrenadores del fútbol puro, como Ancelotti
(Valdanágoras confesaba no entender que Ancelotti no fuera de
izquierdas, cuando su familia era arrendataria de una granja y el
arrendador se llevaba la mejor gallina), y se vienen los entrenadores
del fútbol social, como Guardiola, Klopp, y ahora, Xabi Alonso, natural
de una tierra que brinda muchas oportunidades para coger una “perra de
lo social”, aunque él ha ido a cogerla a Alemania, donde ha defendido la
lucha política de la Selección femenina de fútbol: “Mis hijas
recordarán en el futuro por lo que lucharon estas mujeres”, dijo, y sus
palabras, como ocurría con las de Brian en la película, fueron recogidas
por los medios como si bajaran del Sinaí. Es lo social, que lo llevamos
ya en los tuétanos. ¿Por qué dijo eso Xabi Alonso, hijo del gran Perico
que en el Barcelona corría para Maradona con los dos pulgares veletos?
Lo explicó Celaya, un paisano suyo:
–La vida es un mero “porque
sí”. Estamos ahora y aquí… y eso es todo (y no poco). Estamos ahora y
aquí viviendo, contra toda razón, sin saber por qué, ni para qué…
Que la vida es un mero “porque sí” lo vemos en un video que circula por
ahí de la cena barrasiana (de Barras) que Macron ofreció en el Palacio
de Versalles a Carlos III de Inglaterra. El video resulta ignominioso
porque el anfitrión es el mismo personaje que hace apenas un año decretó
“el fin de la abundancia”. Entre los invitados al convite aparecía…
Arsène Wenger, otro entrenador con prestigio de “lo social” en los
medios, que son los encargados de hacer creer que con una simple
alegación social se redime al débil. ¿Cuántas colonias francesas,
quitando la que él use, viven mejor gracias a la inquietud social de
Wenger?
La perra de lo social que han de sacar a pasear aquellos
entrenadores (¡e incluso jugadores!) que aspiren a ser bendecidos por el
marketing y glamour que dispensan los medios es como la perra de Darwin
que tanta gracia hacía a Tom Wolfe, pues la perra era una terrier a la
que el naturalista recurrió para justificar todas sus ocurrencias sobre
el origen del hombre.
–¿Religión? No tiene usted más que observar a mi perra.
Ojalá un Xabi Alonso en las ruedas de prensa de Valdebebas con una
terrier darwinista, primero para ahuyentar el fastidioso tuteo
falangista de los periodistas, y luego para confirmar o desmentir un
movimiento táctico sobre el césped retráctil del Bernabéu. Sería tan
gratificante como ver ahora a Ancelotti presentarse en el mismo
escenario ante la prensa vestido con la camiseta del “9”, que no tiene
dueño, a explicar las razones por las que el Real Madrid no le hace un
gol a nadie. Y todavía falta por pasar bajo las Horcas Caudinas de Xavi,
que también tiene su pellizquito social, como Zverev, el tenista que
increpó a un espectador que gritó “la frase más famosa de Hitler”
(“Deutschland über alles”), que resultó ser un verso del himno alemán.
¿Han dicho Jehová?
Cuando Alberola, el árbitro del derbi (no confundir con Albareda, el cura fundador del Csic), anuló arbitrariamente el gol de Camavinga, Modric, un cuarentón del fútbol con más mili que el palo de la bandera, lo abordó preguntando: “¿Y el VAR?” Fue peor que si le hubiera llamado hijo de la gran Pachamama, y su reacción instintiva de mozo de gimnasio llevarse la mano al tarjetero y mostrarle la amarilla, con amenaza de roja, al viejo trotón croata. Unos hacen cosas malvadas con buena conciencia, y otros, cosas buenas con mala. La vida es dura. En el medio están los ladinos.