viernes, 13 de octubre de 2023

El ciempiés de Yoli

 

Yoli Díaz y Garamendi

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La conspiración existe: es satánica (para los liberalios, “ilustrada”) y mundial. Lo admite la vicepresidente del gobierno de España, Yoli Díaz, que actualiza el mito del Diluvio con un cuento aterrador: la Tierra se va al carajo y los ricos (“y las ricas”) planean huir de la quema como americanos en el último helicóptero de Saigón, con un cohete por escoba.


    En “La vuelta de los Budas” recuerda Fueyo que el caos es siempre luminoso para el Oriente, mientras que para el Occidente es estrictamente dialéctico:


    –Heráclito el oscuro, padre de las luces de Occidente, enseña que si todas las cosas se convirtieran en humo, las narices sabrían distinguirlas.


    Yoli Díaz es la Nariz del sanchismo, esa noche cayendo sobre los españoles como un “diluvio de estrellas, palmera y mujer”, a lo Agustín Lara, aunque el circo debe ser casto: no debe haber sexo en el circo. Si será casta la cosa que Yoli Díaz es como el señor Jeromo, personaje de Pemán que se pasaba la vida contando a los niños el cuento del ciempiés en el Arca:


    –Señó Jeromo, cuéntenos el cuento del Arca de Noé


    –Pues, señó, esto fue cuando el Diluvio Universal. Los hombres habían sido muy malísimos


    ¿Es creíble el cuento de Yoli? Se supone que ella maneja informes del CNI, y, por otra parte, nuestro estilo de vida en las terracitas del ayusismo no es muy diferente del que describen los evangelistas: “En los días antes del Diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el Arca; y cuando menos lo esperaban llegó el Diluvio y se los llevó a todos…”

 
    Hablando de marcianos (único mito de la era atómica), un oficial de la Marina americana dijo a Foxá: “Seres del tamaño de insectos, pero de una inteligencia sobrehumana, pueden estar acechando nuestro planeta”. Y Foxá contestó: “¿Se referiría a ellos Jesucristo cuando dijo: ‘Tengo otras ovejas que no son de este redil?’”


    El peligro, de momento, no son los marcianos, sino los ricos. Léon Bloy creía que el hombre rico no disfruta realmente hasta que arrasa, pero yo no veo a Garamendi, modelo de rico para Yoli Díaz, arrasando la Tierra para subirse al cohete de Elon Musk y andar por el sistema solar como si fuera la sierra de la Demanda. Son otros ricos. “Os lo digo, infelices –advierte Céline, anticipando la Agenda 2030–: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón”.


    Cuando yo nací, B. Russell avisaba que, si Inglaterra se viese envuelta en una guerra nuclear, no haría nada para defender a la población civil; sólo se mantendría con vida un poco más tiempo a los encargados de disparar bombas contra Rusia, a fin de que en sus últimos momentos pudieran causar allí algunos millones de muertes.


    –Estos últimos supervivientes morirían sabiendo que su propia nación no existía ya, pero gozarían con el dulce pensamiento de una venganza inútil.


    Como nosotros con la Amnistía.

 

[Viernes, 6 de Octubre]