domingo, 11 de diciembre de 2022

Mundial. Semifinal Francia-Marruecos


El gallo de Francia

 


   

El pulpo de Marruecos

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


         Didier Deschamps y Garet Southgate fueron jugadores de una practicidad sobresaliente en el caso del francés y pongamos que notable en el inglés. Gregarios de lujo en sus equipos y selecciones, conocen el fútbol de élite y su evolución en los últimos 40 años con la sensatez que da el buen juicio y la ninguna gana de significarse con tonterías. Son, o a mí me lo parecen, educados, respetuosos y muy cuidadosos con lo que hacen. Presentan alineaciones con sentido: centrales fuertes y grandotes, medio-centros enérgicos y vigorosos y arriba nunca falta en sus países cosecha de peloteros extraordinarios. Suelen dejan a su libre albedrio a uno o dos de estos últimos, con lo que garantizan muy buenos partidos.

 
      Cree servidor que el Francia-Inglaterra de anoche fue el partido más vistoso del Mundial. Por colocación, ejercitación de la actividad y los alardes propios que se esperan de los oficiantes. ¡Ah! y por vestir con la etiqueta que debe exigir ocasión tan señalada. Esperábamos a Mbbappé que estuvo bien controlado por Walker (nos dejaron un sprint de los de fuera de categoría, que ganó el francés, aunque sin consecuencias), pero el más importante de los azules creo que es Griezmann, el artista suelto de Deschamps, que reparte juego como un central de balonmano. Se la dejó a Tchouámeni y se la puso a Giroud para los dos goles de Francia, y robó, escondió, aclaró e hizo todo bien. Como en Rusia. Sin esas trabas que le pone Simeone en sus fatigas ligueras. Otro que anda fino en la creación es Rabiot; Tchouameni es ya Deschamps en grande y en negro; los laterales Koundé y Theo no iban a ser los titulares, pero lo parecen. El central Upamecano resulta a veces demasiado impulsivo y a Varane no lo veo con la seguridad que solía, pareciéndome la zona más débil del equipo, pero ahí está el eterno Lloris para corregir lo que haga falta. Arriba Giroud está "de dulce"; Dembelé nos amaga con la genialidad que está por venir mientras desequilibra como el extremo antiguo que es, y Mbbappé... Mbbappé ¡que voy a decir de Mbbappé!


      Southgate planteó bien el partido, dio libertad a Bellingham (¡qué gran futbolista!), pero Tchouámeni se la recortó; dominó a veces Inglaterra, tuvo ocasiones, pero luego hay cosas que el entrenador no puede controlar. Que tu goleador y especialista te falle un penalti, por ejemplo. Pasó Francia en un gran partido que quizás no se vuelva a repetir en el Mundial.


      ¿Y Marruecos? Marruecos se ha plantado en semifinales como el Burgos en puesto de ascenso. Con un trabajo defensivo descomunal hijo de una concentración permanente y una fe de converso de la que dicen se llega al fanatismo. Defender  y picar como víbora del desierto en las escasas ocasiones que se disponga es el mantra a seguir. Lección clara y escueta de un  entrenador que lleva tres meses en el cargo y que ha tenido que recuperar jugadores que no acudían a la selección. Para los que explican el fútbol, un imposible. RegraguiBono y En Nessiri ya son héroes de la patria y me da que el Sevilla va a vender muchas camisetas entre la morisma, pero el que de verdad tiene al mundo alucinado es el alopécico Amrabat, que con sus tentáculos ha llevado a la desesperación a media Europa: Bélgica, España, Portugal...


    Espera Francia... y París, Marsella, Lyon.. están temblando no por lo que pueda pasar en el césped de Qatar, sino en sus calles. Dicen que en París hay más aficionados marroquíes que franceses y es cosa ésta que uno no sabe por qué extraña a tantos.