Peter Bogdanovich
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La República, escribe Cuartero aquí, en junio del 36, nació de la protesta contra una dictadura que ya no existía…
–La República es la revolución en la Gaceta” [hoy, Boe],
con añadiduras en la calle si la “Gaceta” se queda corta… Un programa
que se resume en esta conclusión: “Delenda est Hispania!”… (Alusión al “Delenda est monarchia!” de Ortega en “Crisol”)
Como la República vino de la protesta contra la dictadura muerta de Primo, la Democracia viene de la protesta contra la dictadura muerta de Franco. España es hoy una guardarropía con Iván Redondo,
el del vellocino craneal, de cerillera, y donde los fantasmas
pintarrajean para matar el rato páginas del Boletín Oficial del Estado,
pues en España nunca legisló la Nación, sino el Estado, que siempre ha
sido el gobierno, cuyo gamberrismo llega al extremo de embutir en el
preámbulo de una Ley Orgánica un libelo contra el partido que juega el
papel de oposición. ¡Las mulas del Boe! (Cuatro mulas dice un cortesano
que se hubieran necesitado para cargar las cartas y documentos escritos
por Felipe II hacia 1590).
Se ve que el aseo personal que Rabelais
resolvía con un polluelo, o el ex ministro de Pulpí, de niño, con un
canto del río, resuélvenlo estos brutos con las hojas del Boe, que a
esto debía referirse Suárez, el del aeropuerto, cuando al
presentar, como jefe del Movimiento, en junio del 76, el asociacionismo
político, decía que “todos los ciudadanos deben participar en el poder
del Estado”.
Hablando de brutalismo, un amigo mío tenía su oficina en Torres Blancas, el edificio brutalista de Oíza declarado monumento no sé si por su cercanía al Rock-Ola. En la oficina había una recepcionista digna de una película de Bogdanovich, y un mensajero se enamoró tan perdidamente de ella que en el skay rojo del pasamanos de la escalera, elemento distintivo del edificio, anotó su declaración de amor y su número de teléfono, por lo que fue despedido de su trabajo.
Desde luego, trae mejor cuenta emporcar el Boe.