Burgos
Calle de Saldaña
Al fondo, iglesia de San Esteban
Hughes
Abc
Sin la menor pretensión politológica he querido fijarme en quiénes podían ser los perdedores de las elecciones castellano-leonesas (la incomodidad que a todos nos provoca este guioncillo es considerable).
Respecto a 2019, Ciudadanos ha perdido (redondeando y brutalmente) unos 150.000 votos; el PSOE, más de 100.000; el PP, unos 50.000. Estos tres partido han perdido en conjunto más de 300.000 votos, ¿dónde se han ido? No lo sé. Eso lo dirán los politólogos y los partidos, en sus comandancias, pero hay tres ganadores que han podido llevárselos. El primero, la abstención. Unos 150.000 castellanos se han quedado en su casa (creo que llovía). El segundo, Vox, al que han votado 130.000 ciudadanos más, y después las opciones provinciales o Españas vacías: SoriaYa se lleva casi 20.000 votos, UPL crece en unos 25.000 y XAV en más de 4.000, es decir, que las provincias se llevan 50.000 votos que antes no se llevaban.
Repito. Perdedores o lúseres (cantidades aproximadas):
C’s: -150000
PSOE:-110000
PP:-50000
Ganadores:
Abstención: +150.000
VOX: +130000
Provincias varias/Españas Vacías: +50.000
Podemos se queda más o menos igual. Pierde, pero no mucho.
Sé que esto es una cuenta de la vieja, y sé que esto no es, como dirían, extrapolable a las generales de manera directa, pero son movimientos muy fuertes y claros en poco más de dos años. La pérdida del PSOE, que se daba por segura con la coyuntura, siendo grande, se ve compensada por esos votos a la España Vacía. Son votos que parecen ligados, camuflados, que se refugian allí para volver con papá después, quizás en forma de diputado a la turolense.
Los votos que no van al PSOE no van a ningún rival o alternativa. No van a Podemos, desde luego, que se queda en lo que es, en lo que fue siempre IU, un número constante, como el de fans del heavy metal, así que se van a la abstención o a las opciones provinciales. ¿Es muy grave esto para ellos? ¿Hay cambios muy considerables? Parece que no. La izquierda se atomiza un poco más, da entrada a la identidad soriana (que también tienen derecho) y todo será pastoreado por el PSOE y su entramado mediático e institucional (el PSOE como pastor de identidades).
El mambo sucede en la derecha. Cs es ya algo muy marginal (ahora es cuando sería interesante meterse en Cs, meterse a no pillar) y sólo en Castilla y León, y para asuntos autonómicos, no muy emocionantes, 200.000 personas dejan de votar a Cs y PP (150, 50). Son muchas personas. Cs se esfuma y el PP sigue perdiendo votos que camuflan sus victorias electorales. Gana gracias a Vox, es como si se aupara en ellos, pero en esa posición empieza a haber dependencia y forcejeo. El PP parece igual de alto, pero es un efecto óptico, si nos fijamos bien vemos que están subidos a hombros de Vox, tambaleantes, porque en eso hay cierta debilidad. Estas elecciones castellanas vienen a recordarnos, o a reafirmar, que la derecha ha cambiado. Del C’s-PP de hace muy poco se pasa a otro marco en el que, por un lado, hay un Vox pujante de liderazgo firme, y por otro, un PP que pierde salvo cuando está Ayuso (tras la estela de Vox).
Ya no estamos en la España de Rajoy y Rivera. Ese eje Cs-PP ha muerto, y esto es otra cosa. Toda ese gran macizo centrista, esa especie de gran continente opinativo e intelectual, esa Mongolia consensual en la que nos movemos sin parar, una y otra vez, una y otra vez (¡galopando estepas oneguistas!) está más muerta que Carracuca, cosa que algunos intuyeron iniciando reconversiones (como se dice mucho ahora, reinventándose), pero ahí está, ahí sigue, el decorado y la melodía. No se enteran o no se quieren enterar. Y esto hay que recordarlo porque aún se oye por ahí el camelito de Las 3 derechas. No existe tal cosa, hay dos, pero con un desplazamiento ideológico importante. Los que quieran seguir con el transformismo y el gatopardismo del centro ahí lo tienen, en el viaje de Casado, pero a la derecha ya no hay un Rajoy, está Vox, y esto cambia el debate o debería porque Vox dice algunas cosas distintas. Es decir, ellos pueden irse al centro, vivir en el centro, mantener la ilusión, inventarse la tercera vía de la tercera vía de la tercera vía, pero el marco, aquello de lo que la gente habla o lo que la gente desea, es otro.
Al candidato Gallardo, poco conocido, y al que seguirán más, porque la juventud que él representa va en parte por ahí, le han votado en un número similar a los votos que recibió Vox en Castilla en las últimas generales. Esto confirma el arraigo territorial paulatino, su institucionalización, el éxito y el peligro de la moqueta, el surgimiento arbóreo de unos cuadros y un cambio definitivo de dialéctica (perdón) con la exigencia de entrar en el Gobierno. La derecha ha cambiado y ésa es la tendencia de la realidad, lo otro es contradirección.