Quora
Hughes
Abc
Los epidemiólogos pueden estar tranquilos: los analistas geoestratégicos tampoco lo vieron venir. Putin sorprendió a casi todos, lo que lo hace aun más odioso. Un analista en La Sexta reveló algo de impotencia: «Hemos subestimado la irracionalidad de Putin y vemos que continúa con el objetivo de una esfera de seguridad de la que avisó desde el principio».
A mediodía, el corresponsal de la CNN ya mostraba a los soldados rusos en el aeropuerto al lado de Kiev. El británico, unos metros por delante, con una especie de inmunidad documental, los señalaba como David Attenborough a unos antílopes.
No era broma. Si Rusia quiere, llega a la Costa Brava (hay rusófonos) en dos días. Europa no había podido terminar de mostrar su consternación (de «consolidar una visión común») y Putin ya estaba en Kiev, o a las puertas de Kiev, según expresión de Borrell: «Esto es la guerra. La guerra a las puertas de Europa». La OTAN a las puertas de Rusia, se queja Putin. No solo coinciden en el ‘not in my backyard’, muchos comparan a Putin con Hitler («Es el más peligroso desde Hitler, pero gobierna como Stalin», dijo una tertuliana en Telecinco), y Putin ha invadido Ucrania para «desnazificarla». Se ha llegado al momento en que todos se acusan de nazis, y quizás esto simboliza el final de una era. Ahora bien, ¿qué efecto puede tener en un país que perdió más de 20 millones de personas en la II Guerra Mundial? ¿Le puede importar a Putin el uso de la palabra nazi por un burócrata europeo probable nieto de alguno?
Lo que no ha cambiado el Covid lo cambiará la guerra. Las televisiones trasladan a ella todos sus adjetivos. TVE presumió de corresponsales, aunque el punto se lo anotó Ferreras llevando al plató a un politólogo ucraniano.
Todos hablan, todos condenan, todo el mundo ha de hacer un ‘statement’, y cuanto más liberalia es la voz, más dureza pide. No bastan las sanciones. «Hemos de responder». Pero ¿cómo? ¿Y exactamente quiénes somos ‘nosotros’? Como custodios de los valores de Occidente, que monten una División Azul Liberalia (sugerencia de Ruiz-Quintano) y empiecen ellos a parar a Putin.
¿Le puede importar a Putin el uso de la palabra nazi por un burócrata europeo probable nieto de alguno?