lunes, 21 de febrero de 2022

Don Benito y Villanueva de la Serena

 

El Cartel


Ricardo, primer cordobesista a la izquierda, en Don Bentio

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

  
       Desde que conocí los buenos propósitos (buenos no, magníficos en verdad) de los alcaldes de Don Benito y Villanueva de la Serena de casar sus municipios en un matrimonio como no han conocido los siglos en la cainita España, se me fueron amontonando las moscas tras las orejas, perplejo ante tan escandalosa, para bien, novedad política.


        -¡Oiga!.. que sí, muy buena la idea, fenomenal, a todos nos va a ir mejor, evitará confusiones y puestos doblados que empobrecen las arcas consistoriales y vendrán inversores a dar puestos de trabajo.
       

-¿Cómo? ¿Alguien que piensa como madre antigua? ¿Menos gastos superfluos? No acabo de ver tan drástica reforma de los malos hábitos adquiridos -me argumentaba un extremeño de la Siberia, no sé si de Garlitos o Sancti Spiritus.
     

A mi compadre Ricardo, el más preclaro cordobesista que servidor conoce junto a Javi el panadero y Paquito el de mi peña, le encargué hace una semana una fotografía en Don Benito del cartel que llamaba a votar para legalizar la boda, y el bueno de Ricardo -recuerden que lo sacamos aquí cuando el gran Luis Aragonés consideró un honor fotografiarse con él en Kiev el día del 4-0 a Italia- entendió que le arrancara carteles de las paredes pacenses. Ricardo, que fue a ver ganar al Córdoba en Don Benito, habló con los dos alcaldes que andaban entre los platos de queso y jamón ofrecidos a los aficionados cordobeses en plena campaña por el casamiento y le facilitaron con mucho gusto el cartel pretendido por quien suscribe.
 

Don Benito y Villanueva tienen, los dos, equipo en 2ªB. En el grupo del Córdoba. Sólo el Villanovense nos ha ganado en la Liga. Con la unificación tendrían su particular Sevilla-Betis o su Real Madrid- Atlético, por lo que se descarta el rechazo del mundo del fútbol a ser un solo pueblo. Los problemas para el milagro extremeño me malicio que van a venir tras las votaciones de ayer. Lo más descorazonador es que han ido pocos, a mí así me lo parece, a votar. En Villanueva de la Serena donde al parecer más interés hay por hacer tangible la buena idea, ha votado el 54.7% del censo. En Don Benito el 50'4%. Las dos alcaldías habían pactado que sólo con el 66% de votos favorables en cada pueblo emprenderían la propuesta del insólito referéndum, pero así como en Villanueva el resultado era favorable en el 90%, héte aquí que en Don Benito, téngase en cuenta que sólo votó el 50% de la población, se llegó raspado a la exigencia y ha salido el 66,2% de síes, y lo que es peor, el recuento de votos dombenitense arrastra sospechas quizás infundadas, pero sospechas al fin, que se restregarán de continuo si los alcaldes siguen adelante con los, sin duda, buenos propósitos. Que si se quedó colgada la página por problemas informáticos en pleno recuento de votos, que el alcalde de Don Benito tuvo que avanzar por el tuiter ése los resultados, que se perdía cuando faltaba de contar una mesa, que si estamos ante un pucherazo cantado desde la redes sociales... En fin, mal empieza el asunto en una tierra a la que me gusta tanto visitar y en la que Ricardo pasó el último día 13 del presente un frío que nunca ha conocido y éso que ha estado en Burgos y en Kiev.
       

Tengo que contar al amigo Ricardo cosas de la Siberia extremeña no lejos de Don Benito y Villanueva de la Serena en la que tanto disfruto y que nada tienen que ver con el frío padecido, sospecho que más cosa de gripe o malura propia que de clima tan agradable en la temporada.
       

De las particulares idiosincrasias de los vecinos de Don Benito y Villanueva de la Serena no tengo ni zorra idea. Me pareció muy buena noticia la consulta popular. Hoy leo que un funcionario municipal de Villanueva pide que mañana mismo se pacte la unificación. "Ganaré 350 euros más. Como los de Don Benito". Lo dicho, mal acabará lo que ha empezado, si no mal, sí peor que regular.