Ignacio Ruiz Quintano
Abc
A los tres castizos Reyes Magos, a esos “Tres Reis d’Orient” que sirvieron de tema a los primeros balbuceos literarios del romance castellano. A “los tres santos monarcas que venían en camellos, con su majestuoso cortejo, después de adorar al Niño, después de cruzar las tierras fabulosas del Preste Juan de las Indias, tierras de especiería, de coral y de perlas, con sus mantos de armiño y sus túnicas teñidas por la cochinilla o la púrpura...” A esos, señores, a esos, ha querido llevárselos este año por delante el Discurso Cultural, y quien no lo vea así es que no es capaz de ver a un cuervo en un cuenco de leche, que eso es lo que me han traído a mí hoy los Reyes Magos, un cuervo que habla –se sabe de memoria el Discurso Cultural– y un cuenco de leche: el cuenco lleva el logotipo de 2012 –se trata, sin duda, de un cuenco pirata– y la leche es desnatada, por lo del colesterol, pero con calcio, por lo de los huesos. En cuanto colmo de leche mi cuenco trinco al cuervo y lo pongo en el centro. El cuervo, como cualquier córvido, destiñe, y esto me lleva a emplearlo como metáfora del Discurso Cultural que hace que los Reyes Magos gasten, en lugar de coronas, turbantes, y que en las carrozas viajen, en lugar de niños enchufados –pero niños, al fin y al cabo–, cómicos adictos al Discurso Cultural. ¿Por qué será que en todas partes se permite que los cómicos, probablemente el gremio más inculto de cuantos han sobrevivido a la alfabetización democrática del último siglo, se arroguen la representación de la Cultura? De la corona griega al turbante árabe. ¿Por qué? Los expertos sostienen que la mente griega adora las formas geométricas cerradas y se complace en la belleza del círculo y del polígono en sí mismos; la árabe, no. Donde el griego ve una línea, el musulmán ve sólo un punto transeúnte. De aquí que, mientras Grecia se orientó hacia la Geometría y la Aritmética de los números enteros, el Islam tendió en seguida hacia la Trigonometría y el Álgebra. Cosas del Discurso Cultural.
