martes, 23 de diciembre de 2025

El triunfo de los cananeos





Francisco Javier Gómez Izquierdo


        Al poco de aprobar la oposición a funcionario de prisiones coincidí con un compañero que había dejado el seminario metido ya en los años de Teología y ¡cómo no! solía echar mano de la Biblia para explicar todo, "... porque todo está en la Biblia." Paseando entre reclusos por el patio de la cárcel de Pamplona, se acercó un interno a preguntar "al Cura" y a servidor en voz alta, para que le oyeran el resto de presos, una tontería del tipo "¿me pueden apuntar al libro del médico?" y agachando la cabeza nos susurró "El Peralta lleva un baldeo". Efectivamente. El Peralta, al cachearlo, escondía un pincho taleguero en la manga de la chupa y me gustó el remate del "Cura", al redactar el parte: "A los cananeos los maldijo Noé, pero al final se han sabido hacer necesarios". Así, estuve un tiempo con esas tonterías que me atacan a veces, de llamar cananeos a los delatores, a los chivatos, a los "sapos" que dicen los narcos de América, como hice patrón de los futbolistas a San Hugo de Grenoble, firma que solía poner en mis párrafos sobre "el fúrbo" en aquéllos años, a cuenta de un cuadro que colgaba en el atrio de la Cartuja de Miraflores y que lleva décadas desaparecido.


      Desde la llegada del VAR, se han ido incorporando legiones a la aceptación de la pestífera novedad y ya es totalmente imposible que desaparezca lo que mi compañero "El Cura" al que hace muchos años perdí la pista -creo que anda por Logroño-, seguramente llamaría Cam en vez de VAR, por ser Cam el padre de Canáan, el primero de los cananeos. Es cosa sabida que Cam, al ver la desnudez de Noé, su padre embriagado, fue a chismorreárselo a los hermanos Sem y Jafet, y éstos como corresponde a buenos hijos "...tomaron un manto, se lo echaron sobre los hombros, y caminando hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Como miraban en dirección opuesta no lo vieron desnudo.." Noé maldijo a Cam y etc. Miguel Ángel, que sabía de arte, puso en cueros en la capilla Sixtina a Noé y sus hijos para significar, supongo, que lo malo no es la desnudez del cuerpo, sino el cuchicheo de los malvados que fabrican escándalos a la desprotegida inocencia.


      En los principios del VAR, y aún hoy, mantenía y mantiene servidor que cinco centímetros ni validan ni invalidan un fuera de juego. Acierta el árbitro tanto pite el "órsay" como deje seguir. Actúa conforme al reglamento : "en caso de duda no se sanciona". Hoy el VAR te saca un fuera de juego de dos milímetros y el vulgo en general, jaleado por los locutores del tele aplauden el infame chivatazo que destroza una monumental jugada que ha merecido millones de aleluyas en, un poner, la final de un Mundial. ¿Y qué decir de un gol parido desde un córner o una falta que no lo han sido? "Aaaahhh, es que ahí no tiene que entrar el VAR", dicen los Mateu y los Uzquiano con la complacencia del espectador de sofá que no va nunca a los estadios. Lo que peor llevo es el regocijo de los júligans cananeos. Ésos que saltan de alegría cuando se anula un golazo porque hay que creer en la línea que traza una inteligencia que no es humana como el fútbol cuando nació, sino artificial como los vasos de plástico. Una inteligencia a la que se han amarrado los que se niegan a pensar por riesgo a jaquecas.. Vuelvo a la Biblia y confieso que seguiré "clamando en el desierto" y declarando maldita la plaga del VAR, insólito monumento adorado por una perversidad cananea que la mayoría del mundo del fútbol acepta como norma "bien escrita". Una norma que en su desarrollo puede ser pirateada -ahora se dice jaqueada ó hackeada ó algo así- en directo por un pirata experto en trastocar chismes interneteros y quebrantar la voluntad de una sociedad orgullosa de ejercer de cananea.