viernes, 5 de diciembre de 2025

El oro del inodoro



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ante el colapso occidental, los de las perras cambian sus dólares por oro, y una “famosa marca estadounidense” acaba de hacerse por doce millones de dólares con un inodoro de oro (101 kilos de 18 kilates), de nombre “América”, obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan; si la “famosa marca estadounidense” consiguiera hacerse ahora con la “Fuente”, el urinario de porcelana de Marcel Duchamp, completaría un cuarto de baño a la altura, en precio, de los del barrio de Salamanca en Madrid, pero en Nueva York.


Y si de arte conceptual habláramos, la Cia no debería de estar muy lejos (ver “La Cia y la guerra fría cultural”, de Frances Stonor Saunders), pero ese hilo de la imaginación nos llevaría al inodoro de oro de “La Billetera”, el socio de Zelenski en Ucrania, y tampoco es eso, que una cosa es luchar contra Rusia con Jackson Pollock, y otra, hacerlo con Lindsey Graham. O lo que va de la victoria a la derrota.


En “la derrota de Occidente”, Emmanuel Todd, que supo vaticinar, ¡en el 76!, el colapso de la Urss (“La caída final: Ensayo sobre la descomposición de la esfera soviética”), se propuso continuar “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, de Max Weber, que en vísperas de la guerra del 14 veía en el ascenso de Occidente el del mundo protestante: el miedo a la condenación, la necesidad de sentirse elegido por Dios, indujo una ética del trabajo y una fuerte moral individual y colectiva, aunque, al renunciar a la igualdad católica de los hombres, con sus condenados y elegidos produjo los peores racismos (antinegro en Estados Unidos o antijudío en Alemania).


Hoy –dice Todd– el hundimiento del protestantismo supone una decadencia intelectual, la desaparición de la ética del trabajo y una codicia masiva (nombre oficial: neoliberalismo): el auge se convierte en la caída de Occidente.


Weber descubrió el vínculo entre la ética protestante y el capitalismo, y Erich Fromm vio la conexión entre el capitalismo y el erotismo anal (fase infantil que corresponde a la edad de oro). La síntesis, brillante, de ambos descubrimientos la haría Norman O. Brown. Y Octavio Paz nos dejó las páginas más sugestivas sobre estas relaciones: hubo un tiempo en que la cara estuvo cerca del suelo y de los genitales; a la cara le parece insoportable ese recuerdo y por eso ríe o vomita; el sexo nos dice que hubo una edad de oro; para la cara, esa edad es el excremento. “La vida comienza en lágrimas y caca…” (Quevedo). El excremento es sol podrido, como el oro es luz congelada, sol materializado en lingotes. Guardar oro es atesorar vida (sol) y retener el excremento. Las metamorfosis del oro y el excremento constituyen la historia secreta de la sociedad moderna.


Lutero recibe la revelación en la letrina, en el momento en que vacía el estómago. La dualidad sol y excremento se polariza, según Paz, en los dos grandes poetas de la Contrarreforma: Góngora, el poeta solar, y Quevedo, el poeta excremental.


[Viernes, 28 de Noviembre] 

Viernes, 5 de Diciembre

 


Valle de Esteban

Geopolítica

Rocanrol en Brighton. Get The Water en The Neptune. Only Place That Has Fernet

 


The Marilyn Diaries
@MarilynDiary


Get The Water

 ·

FUN THIS FRIDAY AT THE NEPTUNE

WE'LL PLAY ALL OF OUR ORIGINALS AND MANY COVERS TOO.  CHEAPEST PINTS IN TOWN, BEST PUB BEST VIBES AND ONLY PLACE THAT HAS FERNET (IF I HAVEN'T DRANK IT ALL YET) 

COME 4 CHRISTMAS ROCK



Brighton


jueves, 4 de diciembre de 2025

Sin Ducados en el talego



Francisco Javier Gómez Izquierdo


        Fali, a quien todos llamamos "La Chismosa", sin que se enfade, me ha preguntado esta mañana en lo de Antonio que por qué no se vende Ducados en el Economato de las cárceles. Fali "La Chismosa" parece que echa todas las tarde ante seis o siete televisores encendidos y por la mañana da cuenta del repertorio a Antonio y a los doce fijos continuos que sobre las ocho y medio tomamos el café con tostada. Al parecer, Don Ábalos, el que fue ministro, no puede fumar Ducados porque no lo venden en Soto del Real. Explico al curioso auditorio tabernario que en cada Módulo hay una tiendecita en la que atienden dos o tres internos que gozan de la confianza del Funcionario de Economato. En cada centro hay varios puntos de venta; en Córdoba, 15 módulos más Ingresos y Enfermería hacen 17. Si a los internos de los Módulos sumamos los cinco o seis del central donde se recibe mercancía y se montan los pedidos de cada Módulo, no bajan de cincuenta los presos que dependen de los funcionarios de Economato. Cada Módulo tiene sus particularidades, y así en el que hay muchos musulmanes la venta de latillas de caballa con tomate es exagerada, en Enfermería todo tipo de dulces... y en todos, atún y tabaco. Aún estaba servidor en activo cuando se extendió el consumo del tabaco picado por el precio prohibitivo de las cajetillas de marcas conocidas y además como se legalizó la venta del librillo en los Centros Penitenciaios, la mayoría de internos se pasó al tabaco de líar. El Economato es un estanco más y puede pedir a Tabacalera como cualquier estanco, pero recuerdo que ya por el 2017 y 2018 en Córdoba sólo se pedía Fortuna, Winston, Marlboro y Camel como rubio y Ducados de negro. El resto,  picadura. Es lógico que si en el Módulo de don Ábalos no hay nadie que fume Ducados, el interno responsable de ese punto de venta cuando hace el pedido al central no lo pida, lo que no quiere decir que no lo haya en el Central y pueda solicitarlo en el pedido semanal. De todos modos, no me extraña que los presos ya no fumen ni Fortuna, ni Camel, ni Marlboro... ni Ducados, y los fumadores se pasen el día liando cigarrillos sin que el funcionario pueda sospechar siquiera que se están liando los porros ante sus narices. Cuando se pasaba el recuento y la celda olía a lo que olía, la coartada del preso era el Bisonte , "ná, funcionario, unos bisontes que nos hemos fumao". Ahora, en algún  Modulo de Respeto creo que los internos tienen que pedir permiso para ir al "tigre" y aplacar las ansias.


      Es curioso. Cuando servidor era joven hace más de medio siglo, las parcialidades que hoy abominan del tabaco y aplauden la subida de su precio (el paquete de Ducados pasa de las mil pesetas. 1033) como si fuera justo y necesario castigar con multas a los pecadores, se rasgaban las vestiduras cuando los Gobiernos de Franco, Suárez, Felipe... subían el Celtas y el Ducados "al peón de la construcción", porque el Ducados era de currantes menesterosos; el Winston, de los "caballistas" de güisquería; y el Camel, de los pijos redomados. "Puñalada trapera al pobre" decían los periódicos. Si además subían los garbanzos, una cosa muy del gusto de  Fraga, comerlos y restregarlos en el Congreso, el remate al proletariado era mortal de necesidad. Cuando los obreros de la Construcción eran los que fumaban Ducados, uno cree que los pisos, que es de lo que ahora habla todo quisque y no de la subida del tabaco, eran más asequibles que ahora y un obrero de fábrica -mi padre, sin ir mas lejos- con cuatro, cinco, seis hijos... compraba pisos de cien metros y daba estudios a la prole. Ahora, ingenieros hay que si quieren comer garbanzos no pueden fumar ni en sueños y lo de comprar piso de cien metros... pues ¿qué quiere que le diga? Lo mas rápido para prosperar es cometer fechorías económicas de las gordas. Si salen mal, a la cárcel, donde se supone que los amigos de "toa la vía y por los que tanto has hecho" te meterán algo en peculio, por lo menos para el tabaquillo. 

Hughes. Athletic, 0; Real Madrid, 3. ¿Podrá usted mirar a los ojos a este Madrid?


@realmadrid


Hughes

Pura Golosina Deportiva

 

Al 11 del Madrid no le faltaba nada. Un Vitinha, vale, pero nada más. De Courtois a Mbappé, once futbolistas poderosos. El Madrid era más alto, más fuerte y parecía nuevo. A ello contribuía la vuelta de Rudiger, que es como jugar con rueda de tractor, la presencia de Trent y el producto de las decisiones de los últimos días aciagos: una media con Camavinga junto a Tchouaméni y Bellingham por delante.


Debería ser el once del Madrid, dejando a Güler de número doce, como el mejor Guti, alguien para entrar en el doble pivote o la mediapunta y para darle al Madrid otra tonalidad en las segundas partes.


No es que fuera una novedad todo eso, pero venía revestido de propósito. El Madrid salió con viveza en el toque, conjunción en las líneas y compromiso defensivo sellado en el papel timbrado del 4-4-2.


Era un Madrid apiñado y unificado y ya muy pronto tuvo ocasiones de Vini y Mbappé que detuvo Unai Simón. Aún respiraba tenso el portero cuando llegó el 0-1, un golazo consistente en un largo pase de Trent, control total de Mbappé, un regate, dos regates, los pasos yendo salvajes al área y trallazo. Toda la acción iba sumando, como una cadena de valor perfecta, y ya el inicio era altísimo, porque el pase de Trent era una maravilla que sonaba a Beckham más fino, de balón más liviano... ¿cómo no se va a lesionar Trent, si para dar esos pases su cuerpo tiene que asumir una tensión imposible? Para que la pelota le vaya exacta como una paloma mensajera su cuerpo se somete a todo tipo de violencias internas que él oculta bajo la silueta del centrador, quizás la más estética del fútbol.


El Madrid nadó en espacios, repitió ocasiones y demostró formas solventes de sacar la pelota; los centrales se abrían como para un parto, Camavinga tomaba la responsabilidad y Tchouaméni se escalonaba por delante. Se superaban las líneas como si fueran biombitos de papel y ya son dos salidas, Grecia y Bilbao, en las que el Madrid evoluciona y hasta muta con espacios. Un poco de espacio, solo un poco, y ¡chas! multiplica al Madrid, que puede conectar con el contragolpe, con esa naturaleza que ha aprendido a amar, a hacer suya, que le ayuda a llevar la púrpura, la carga de ser el Madrid.


El juego se basaba mucho en balones largos a Vinicius, el equipo tomaba la forma de una cometa que el viento empujara hacia la izquierda.


Vini y Mbappé permutaban, compartían más allá del entendimiento. Acabarán siendo bros.


Lo más extraordinario era que Camavinga jugaba a un toque. Sentíamos su esfuerzo de concentración y lo sosteníamos desde casa. Descubrimos que la mejor forma de ver al Madrid es meterse en Camavinga y acompañarle psicológicamente. No sólo está ahí la clave del Madrid, es que el partido gana en interés. Es el infinity antes del infinity.


El equipo estaba compacto, Alonso hacía su gesto de juntarlos, como comprimiendo al equipo en un abrazo. Se vio la tensión psicológica del míster, se notó que proyectaba en el campo y que encontraba una respuesta. Tuvo que sentir Alonso (se lo estará contando ahora a su mujer por teléfono) que el equipo le seguía, como al director le sigue la orquesta o a Bolaños los tertulianos.


Vimos la belleza de la voluntad futbolística, de la unidad, del fascismo táctico; la conjunción de un todo, y el equipo no se partió ni un instante.


Eran especialmente coordinados los movimientos por la banda izquierda. Todos andaban en apogeo asociativo: Vini y Mbappé, los dos con Carreras y Carreras con Bellingham cuando por allí caía.


Todas estas bondades no evitaron la participación de Courtois, con dos paradones a tiros que llegaron por donde Valverde, el jugador menos entonado de la noche.


A eso de la media hora se podía temer una caída de tensión, se perdieron algunos balones, se notó un pico de cansancio y también se echó de menos el jugador amasador, conservador, flotante, que la tiene por tener y de ese conato de galbana el Madrid se sacó con un largo pase de Militao a Vinicius, que rompía al rival y servía para que el equipo entero se fuera tras él, y, sobre todo, con el protagonismo de Jude Bellingham que cortó, robó, elaboró, distribuyó y asumió una responsabilidad en el centro del campo; cuando unos minutos después llegó el 0-2, una larga jugada del Madrid, un gol de todos, coral, coral Bistuer por fin, el que más lo celebró fue él porque en el gol buscó, distribuyó, luego centró Trent, peinó Mbappé y remató Camavinga.


Bellingham hizo un gran partido y nos ofreció una invitación a entenderlo mejor. Dos o tres más así y pronto se rumoreará que se pasa las tardes en casa tomando brócolis bajo infrarrojos.


Fue la mejor primera parte de la temporada. Y al volver se vio que ese equipo, ese once, está para el rocanrol, efectivamente, como el mismo Xabi Alonso dijo. A otro ritmo no lo hará bien. Ha de jugar así. Es once de noches grandes, para la máxima intensidad y tiene que ser así administrado, cosa que confirmaron las lesiones de Trent y Camavinga.


El Madrid sacó la pelota de un modo estudiado. Se vio una salida trabajada. Y la mano del entrenador, por ejemplo, en lo bien que Vinicius supo detenerse, parar, no irse a lo loco contra el mundo.


A la altura del minuto 50 llegó el ay: una pérdida, la primera quizás de Camavinga, la lesión de Trent, un principio de trifulca... ¿se desconectaría el Madrid?


Cuando se podía temer, Mbappé marcó el 0-3 de tiro de fuera del área, quizás con colaboración de Unai Simón.


Ya era momento para ir cambiando. Camavinga, por no soltarla a tiempo, fue golpeado en un tobillo y se volvió a lesionar. Debe pasar la pelota antes por su propia salud. Su propia fragilidad le invita a la ligereza, a la síntesis. Yo veo por ahí el refinamiento posible de Camavinga. Si la suelta a tiempo, Camavinga durará y el Madrid jugará bien.


También en los cambios se sintió que las cosas pueden encajar. Güler entró por Camavinga, y se movió con soltura; después entraron a la vez Gonzalo, Rodrygo y Brahim a reanimar el ataque. Percibimos la frescura que podrían traer.


Rodrygo hizo una jugada estupenda para Brahim. No salió, pero en una de estas saldrá y Rodrygo se quitará ese aire de japonés avergonzado a punto del seppuku que lleva encima. No queda tanto y entonces, el Madrid tendrá otra riqueza más que habíamos olvidado.


Cuando nos reencontremos con el equipo, ¿podremos todos mirarlo a la cara? (Espacio cortesía de este pequeño blog para el examen interior). El Madrid, salvo un Vitinha, tiene de todo.



@realmadrid 

Boticario


Catalina Luca de Tena con Juan Lamarca
 en el despacho del fundador de Abc


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Me pasó con Cocinosito, y me vuelve a pasar con Boticario. Cocinosito era un toro del señor conde de la Maza que fue tirando de sobrero en los corrales de Las Ventas durante casi media feria. Boticario es un toro del señor duque de Montoro que lleva camino de igualar el registro de Cocinosito y, antes de que eso ocurra, uno echa la pierna adelante para rendirle este homenaje. Decía Pemán que una de las cosas peores que pueden pasar en ningún espectáculo taurino, como en la misma guerra, es que se degrade al enemigo. Por eso había “adornos” que a él no le agradaban, como lo de besar y acariciar al toro, y menos apoyarse en su testuz como quien va a echar una siesta. Esto, pensaba, es como decirle al público que está uno toreando un perchero o una mesa de noche: “Y es como cuando Queipo de Llano llamaba ‘rojillos’ a los enemigos en la guerra civil. No conviene usar diminutivos para ningún enemigo de guerra o lidia, porque, inevitablemente, el diminutivo rebota y recae sobre la propia lidia o guerra.” En España, sin embargo, persiste la costumbre, bastante maricona, de ponerles a los toros “nombrecicos”, frente al nominalismo viril de la tauromaquia mejicana, que bautiza a los morlacos con los nombres de las ciudades, de los políticos, de los acontecimientos o de los críticos. Pero Boticario no me parece un nombre maricón para un toro que está de sobrero –y a mucha honra, diría él– en la primera plaza del mundo. ¿Cómo es? ¿Qué torero le gusta? ¿Qué impresión causaría en el 7? ¡Ah, la iracundia del 7! El 7 son los “ultras” de los toros, y los “ultras” no razonan, sino que se desmelenan sobre un supuesto mundo moral de fraudes, intenciones, camelos y trucos económicos que creen ver detrás de la caída de un toro, cuando todo el mundo sabe, porque lo ha dicho el gerente Ballesteros, que es veterinario, que los toros se caen porque no les cortan las uñas. Pero los “ultras”, en vez de con Ballesteros, la toman con Lamarca, sencillamente por ser “clásico” y patriarca de la tradición. 

Jueves, 4 de Diciembre

 


La vida eterna

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Boti


Boti


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En el periódico de ayer: “Acuchilla a su mujer en el Día de los Enamorados y se entrega a la Policía.” ¿Alguna explicación? Manzano, cuando era alcalde, dijo que la falta de amor, y le llamaron maricón. ¡Qué bárbaro! Por eso, a lo mejor, Gallardón ha dejado de hablar, que no de trabajar. Ayer firmó un convenio con un colectivo gay, lo cual no quita para una protesta en regla, hoy, de los gays contra el partido de la derecha, pues “el voto a la derecha es un auténtico suicidio”, en palabras de Boti, líder espiritual del movimiento madrileño de los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. A uno estas quisicosas le recuerdan aquel cuento que contaba Edgard Neville en la tertulia de Cossío: “¿Vosotros no sabéis de aquel mitin en un pueblo de Badajoz? –decía Neville–. Va Álvaro de Albornoz a dar un mitin a un pueblo de Badajoz. Cuando redondea el primer tópico, una voz, desde lo alto de la entrada general del teatro donde se celebraba el mitin, grita: ‘¿Quieres controversiaaa?’ Albornoz desdeña al interruptor y sigue con su discurso. Al poco, otra vez: ‘¿Quieres controversia?’ Y así diez veces. Termina el discurso y entonces Albornoz, con su mejor ademán, se adelanta, acalla los aplausos y grita: ‘¡Y ahora yo digo a ese ciudadano que me invitaba a la controversia: pues bien, sí; quiero controversia: la espero y la deseo!’ Y se cruza de brazos. En la sala se hace un gran silencio, y el de la controversia chilla: “¡Maaaricón!’.” Si Gallardón corre el peligro de Albornoz, Rajoy... De creer a Boti, que también vota, Rajoy no sería el “mariposón” del que se burlaba Guerra en un valle minero para que el “bobo solemne” se partiera de risa, sino don Daniel, un tío de Ignacio Zuloaga que –la historia la cuenta Cañabate– iba en un tranvía con un teniente de la Guardia Civil. Es julio y estalla una tormenta. Retiembla un trueno y el teniente se persigna. Don Daniel le mira estupefacto, manda a parar el tranvía y se apea rezongando: “¡Qué barbaridad, qué barbaridad, persignarse un teniente de la Guardia Civil y por un simple trueno! Ahora mismo voy a contárselo a don Benito Pérez Galdós.” Con Galdós, precisamente, nos felicitó el año Gallardón. 

Miércoles, 3 de Diciembre

 


Luz con araña

martes, 2 de diciembre de 2025

Adiós trabajo


Robert Nisbet

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ha dicho Elon Musk que “sólo hay una manera de hacer ricos a todos”: la IA, su IA, y esto sucederá dentro de diez años, cuando sus robots se hagan cargo del trabajo, esa maldición bíblica. Se lo dijo a los árabes del Foro de Inversión Estados Unidos 2025, a quienes la palabra “trabajo” debe de sonarles como a nosotros la palabra “drógulus”, que no es la clase de cosa que usted pueda ver ni tocar. La IA de Musk nos traerá el ocio, y con el ocio, lo que Robert Nisbet llamó “el sudario del tedio”.


Esta preocupación no es nueva. En su ensayo sobre la caza, Ortega sacó a colación la lamentación, ¡en 1938!, de Jules Romains, “aguerrido escritor del Front Populaire”, porque los obreros empleaban el tiempo libre de la reducción de jornada en la pesca con caña, “faena predilecta del buen burgués francés”.


Más profundo, Nisbet iría luego al grano: no podemos esperar, según él, que haya interés por el progreso de una civilización en la que la mayoría de la población está envuelta “en el sudario del tedio”.


La gente está aburrida del mundo, del Estado, de la sociedad y de sí misma.


Tampoco el tedio es una afección nueva en la historia: Alejandro sucumbió a él al quedarse sin mundos que conquistar, y Suetonio retrató a emperadores y plutócratas víctimas de la enfermedad, propia, hasta ahora, de minorías, pues las mayorías, forzadas a trabajar en la lucha por la existencia, no tenían tiempo para aburrirse. El siglo XX inauguró lo que Dennis Gabor, inventor de la holografía, en “Inventar el futuro” denominó “la era del ocio”, un jardín en el que la serpiente del aburrimiento te hace ofertas que no puedes rechazar. ¡El aburrimiento como precio a pagar por la democracia igualitaria-humanitaria que anticiparon Tocqueville y Schopenhauer! La sociedad democrática, predijo Tocqueville, que desembocaría en un despotismo que acabaría aniquilando los deseos de vivir y de trabajar (que a eso se parece el futuro anunciado por Elon Musk). La solución al aburrimiento sería el materialismo hedónico para los ricos, y para los pobres, una “espiritualidad fanática”. Nisbet recoge el “trilema” al que según Gabor se enfrenta actualmente la humanidad: la guerra nuclear (promovida por los liberalios para mantener la mamandurria ucraniana), la superpoblación de la tierra (combatida con el aborto industrial) y la aparición definitiva de la “era del ocio” que nos facilita la IA de Elon Musk.


Contra el aburrimiento, fuente, entre otros males, de la violencia sádica (el sadismo que se deriva de lo insoportable que resulta el tedio), Huxley prescribió la soma, una droga para eunucos felices, y Orwell, la ginebra. N. Baker refiere que, en febrero del 40, el Observatorio de la Masa, servicio del gobierno británico encargado de comprobar la moral de la población, concluyó que los ingleses encontraban la guerra demasiado aburrida:


Está apareciendo un desasosiego insólito, un deseo de que suceda algo, por desagradable que sea.


[Martes, 25 de Noviembre] 

Martes, 2 de Diciembre

 



Canciones de chigre

lunes, 1 de diciembre de 2025

Salvar al soldado Xabi


Gad Saad


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Los parones de la Fifa, como los parados del Inem, son endémicos, y los futbolistas vuelven de ellos como los soldados, muertos de hambre con muletas, volvían de la guerra de los Treinta Años. En el madridismo ambiental la mentalidad es que hay que salvar al soldado Xabi. Sacrificar a todas las estrellas (menos Mbappé) por ver de salvar al soldado Xabi, o sacrificar al soldado Xabi para salvar a Mbappé (y ninguna estrella más), que con Nico, Chema y Jacobo, más Huijsen y Carreras, vamos que chutamos.


Los alonsistas comienzan a explicar el gatillazo de Xabi como los marxistas explicaban el gatillazo de Lenin: la doctrina es correcta, lo que pasa que no le dejan aplicarla como Dios manda.


Porque el comunismo desaparecerá cuando los langostinos aprendan a silbar –aclaró un día Jruschov a los impacientes.


En el alonsismo el miedo es que los langostinos aprendan a silbar la noche del City de Guardiola, que ha de visitar el Bernabéu Infinito de Apple, ese invento de Steve Jobs, el tipo que hubiera cambiado, decía, toda su tecnología por una tarde con Sócrates (el filósofo griego, no el futbolista-doctor brasileiro). En resumidas cuentas: el sistema de Xabi es bueno, pero no le dejan aplicarlo, porque los futbolistas tienen madre, como la Pantoja, y antojos, como las embarazadas, y berrinches, como los niños. Benítez le decía a Modric cómo debía golpear al balón y Xabi le dice a Vinicius cómo debe marcar al carrilero de su banda.


Woz y yo creamos Apple en el garaje de mis padres cuando tenía veinte años –acostumbraba contar Steve Jobs a quien quisiera oírlo.


Woz era Steve Wozniak, el Sebas Parrilla de Apple, y a uno le gusta imaginar que el sistema de Xabi surgió igual, es decir, en un mano a mano de futboleros en un garaje de La Fábrica. Si el alonsismo se fuera finalmente al traste, no sería estrictamente un fracaso, pues diríamos que Xabi ha sufrido de lo que Gad Saad llama “el Síndrome de la Banda de Garaje”. Dice Saad que si formas parte de una banda con dificultades que toca en el garaje de tus padres donde sólo te oyen ellos y algunos vecinos molestos, eres un tipo “legal”.


Pero si tu banda logra un gran éxito que llega al número uno en la Billboard y ahora toca en estadios públicos ante públicos multitudinarios, eres un “vendido”.


Xabi en el Leverkusen era un tipo “legal” y Ancelotti en el Real Madrid era un tipo “vendido”. ¿Cómo resultar un tipo “legal” entrenando en el Bernabéu? ¿Juntando a media docena de canteranos para ponerlos a correr como avestruces? (También Saad tiene estudiado ese fenómeno: lo llama Síndrome Parasitario del Avestruz, aunque está más extendido entre los profesores universitarios que entre los futbolistas profesionales). ¿Nos deshacemos de Vinicius y de Mbappé y recuperamos a Paco Pineda e Isidro Díaz, que presionaban como demonios? (Juanito, a la pregunta de por qué era tan chupón: “A mí me llega el balón, miro arriba, veo a Pineda e Isidro, y sigo regateando”).


Ha sido un privilegio poder jugar en Madrid. Pude dar un paseo por la ciudad y me impresionó tanto su cultura como que nunca había estado en una ciudad tan grande y tan limpia. También me ha llamado la atención la comida. Y el pan. Hay pan muy bueno en Madrid.


Eso declaró en Madrid Mike McDaniel, entrenador de los Miami Dolphins en la NFL, para que luego le digan paleto a Xabi. Madrid, el “poblachón manchego” de Max Estrella, a Mike McDaniel le pareció ciudad “grande y limpia”, lo cual nos lleva a sospechar que McDaniel nunca salió del Bernabéu Infinito (los filósofos ven en ese nombre una victoria de la socialdemocracia, o infinitud de la producción capitalista, sobre los ecologistas, políticos de la finitud, en suma). Pero, sin salir del Bernabéu Infinito, qué bonito sería poder ver a Alonso en rueda de prensa hablando, no de Vinicius, si viene o si va, sino de lo limpias que están las calles de Madrid (lo que en tauromaquia se llama “desparramar la vista”) y del buen pan que se despacha en la ciudad, como hace McDaniel, que antes que entrenador fue recogepelotas, como Guardiola, como Santana…, y que sólo transmite paz.


[Sábado, 22 de Noviembre]

Un Ceuta serio


Matos con el Burgos


Moussa Diakité
   

Francisco Javier Gómez Izquierdo


           Llamar Hypermotion a la Segunda División no está descaminado, pues el palabro, para mí al menos, suena a emoción excesiva, emoción fuera de lo normal, emoción descontrolada. Falta calidad en el juego, técnica individual en muchos de los jugadores y quizás sobre demasiadas errores "no forzados" en los pases entre compañeros (en todos los equipos, que conste), pero durante los partidos el aficionado está en continua tensión. Es raro el marcador holguero como el 4-0 de ayer del Rácing al Éibar, porque los equipos más goleadores, el mismo Rácing y el Almería, son también de los más goleados. Estropean el potencial ofensivo con su fragilidad atrás. De todos modos el Rácing va encontrando llaves seguras para su puerta y se ha emparejado en la cabeza con el Deportivo de Antonio Hidalgo, un entrenador que entiende la Segunda como ningún otro, a la espera del Almería, en teoría el de mayores argumentos -presupuesto y calidad de la plantilla- y Las Palmas para ver cuáles son los dos que ascienden directo.


       Vengo contando cada jornada que el Burgos gasta un fútbol cerocerista poco agradable. El sábado en Ceuta confirmó la tendencia incluso después de que a los 20 minutos Matos anotara el 1-0 con el que acabó el partido. Este Matos es más determinante que lo que muchos entrenadores creen. Bajito, valiente, decidido, contagia entusiasmo a sus compañeros recorriendo con mucho conocimiento la banda izquierda. Su oficio es de lateral izquierdo, pero José Juan Romero le ha asignado tareas rompedoras que le convierten en fases de los partidos en interior y así marcó el gol el sábado a su exequipo que es el mío. Cuando estaba en el Burgos a mí me parecía el jugador más importante por casta y determinación. Me lo sigue pareciendo en el Ceuta y no me explico por qué no jugó el año pasado en el Cádiz. El míster J. J. Romero  me recuerda al Julián Calero del Burgos. Con recortes de 1ª FEF y descartes de Segunda, el mismo Matos, se ha "currado un equipo de autor", de artesano. Los elogios se los llevan además de Matos, el delantero centro Marcos, un medio centro pequeñito, Rubén Díaz y el portero Guille Vallejo, paisano de Burgos, que ha confirmado en Ceuta el reconocimiento que alcanzó con el Eldense. Particularmente me gusta Cristian Rodríguez que suele salir en las segundas partes, pero contra el Burgos fue titular para que el Ceuta diera la sensación de equipo con el que tener cuidado y no me extrañaría que hasta disputara los play off a Primera. La última jugada duró cinco minutos con la ya acostumbrada intervención del VAR, para certificar sus caprichos interpretativos.


     El Córdoba-Cádiz en El Arcángel se resume como siempre. El portero brasileño del Cádiz, Aznar, paró tres balones difíciles en la primera parte, pero en la Segunda dos despistes, mejor relajaciones, porque si te meten un gol en el saque de centro es que no has acabado de subirte los calzones en el vestuario. A Diakaté, un maliense de 22 años, desde juvenil en el Cádiz, le salió el mejor gol de su corta carrera, -no sé si habrá marcado alguno más- ayudado por la dejación colectiva cordobesista, que le permitió llegar conduciendo hasta el borde del área y sacar un zurdazo sensacional. Falta de concentración defensiva se llama la figura y como a Isma Ruiz no le acompañaba el sancionado Requena la comodidad del Cádiz sin Ontiveros ni Suso, los jugones, a mí me molestó. Me molestó sobre todo Pedro Ortiz, del que tanto esperaba, que empezó  correcto pero se fue desconectando y mostrando una apatía aparente que desesperaba.


     Ya saben. El Córdoba, como siempre, no mereció perder, pero... hasta que no se arregle lo de la defensa, seguiremos cantando el mismo cantar. Quizás un día veamos a Iván Ania abducido por recónditos pensamientos, como Hansi Flick, y decida escuchar las voces que le gritan como en el balonmano. "defensa, defensa".

Hughes. Girona, 1; Real Madrid, 1. No quedarse en Lopetegui


Lopetegui

Hughes

Pura Golosina Deportiva

 

Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que el Madrid no le gana a ningún equipo de primer nivel europeo, surge otra realidad áspera: tampoco le gana a las medianías españolas a domicilio.


Tras el inicio casero, había que actualizar el saldo de partidos fuera de casa y con ello ponerse al día. Resultado: empates con Rayo, Elche y Girona: poca actitud, nada de juego; algo de actitud, muy poco juego, y bastante actitud y casi ningún juego.


Por ser positivo habría una tendencia ahí: se ha levantado algo el comportamiento, y falta que lo haga el fútbol. Entre medias hubo los Pactos del Pireo, la readaptación de todos a las realidades del Modelo. La sensación es que la plantilla del Madrid es un galimatías, un error sin solución, y huelga preguntarse si fuiste tú el culpable o lo fui yo.


La culpa sabemos de quién es, pero ¿es acaso culpa? Sería como llamar culpa a la causa de las cosas. La plantilla del Madrid la hace alguien y nadie, todos y ninguno, uno y varios, y es incriticable e impensable, pues viene de lo Superior y está unida a la misma realidad de las cosas.


Hay que fiarse del instinto. ¿Apetecía mucho ver al Madrid de Alonso en Montilivi el domingo a las nueve? No mucho, pero sí era atractivo ver cómo “coexistirían” Bellingham y Güler.


Güler no salía exactamente por la derecha, ni dejaba de hacerlo. El centro del campo se repartía como los reinos medievales. No eran líneas rectas dibujadas como colonias sino territorialidades naturales: el país de Tchouaméni, el de Valverde, el de Güler y el de Bellingham y los jugadores intentaban juntarse, estar juntos, para no desvelar del todo la realidad, para que no cantaran las fronteras y con ello el conflicto.


Se veía que lo mejor que le podía pasar al Madrid era una contra. Bellingham miraba bastante a Mbappé, bien, aunque no tan bien como Güler. Sobre la posición, Güler estaba arriba pero no detrás del francés, no unido a él con un cordelito atado a la cintura. Ni era mediapunta, ni era extremo diestro, ni terminaba de ser el doble pivote con Tchouaméni.


Lo bonito para el Madrid es correr, ser a la contra, pero el grajo volaba bajo, esto es, tocaba bloque bajo, realidad invernal que se le está atragantando al Madrid.


Había ráfagas presionantes que siempre quedan a medias. Los jugadores del Girona, por ejemplo, se pedían perdón por fallar a la presión. El Madrid está lejos de eso.


Era un equipo potente, físico y negro y ¿qué pintaba Fran García? Era como cuando sacan una camiseta retro. Un homenaje. Un jugador para recordar la desnutrición de los García.


Había dramáticas pérdidas atrás pero como no estaba Huijsen, los huijsenistas (que somos como una secta puritana) estábamos tranquilos.


En el minuto 34, con la exactitud del sol cuando sale o se pone, el equipo se partió.


Hubo alguna ocasión de Mbappé, y otra de Militao, con ganas de ser delantero, y en el 40 marcó Mbappé aunque fue bien anulado tras revisión del VAR.


El Madrid es el equipo al que más goles anula el VAR y esto ha tenido que producir un efecto psicológico a la larga, porque el cuerpo se queda frío, cansado tras la euforia.


Ese ratito poscoital lo aprovechó el Girona para marcar, gran gol de Oulani, que atravesó el campo entero sin marcaje alguno. Güler lo vio y no quiso o no pudo esprintar para detenerlo. ¿Era Güler el encargado? ¿Quién era el compañero de Tchouaméni en esas tareas? En esa indefinición del mediocampo madridista prosperó Oulani y lo más revelador tras el 1-0 fueron las caras de los ayudantes de Xabi Alonso, los que están ahí como ingenieros en un box de fórmula uno. Las caras eran de no saber qué decir. Se supone que ellos tienen los datos que cimentan la decisión de Alonso, pero en su mirada al monitor había vacío y desesperación.


En el descanso tomaron medidas. Güler fue sustituido por Camavinga. Otro partido en el que la coexistencia Arda-Jude no daba resultado y se volvía a lo de Grecia: un doble pivote clásico, sin titubeos, sin confusiones. Ahí había una decisión, y por tanto algo en sí mismo bueno: “Mi 10, al menos mi 10 hoy, es Bellingham”.


Nada más empezar la segunda parte Tchouaméni intentó un pase de exterior y el resultado fue dramático porque el balón ni quiso ser cóncavo ni quiso ser convexo. Entendimos la expresión “tener pie” y su dorso implícito “tener muñón”.


¿Puede ese pie organizar el Madrid?


Lo más fino salía de Trent y de Militao, metido a Militauer.


El Madrid se enfrentaba con mucha tosquedad al bloque rival, a la kaaba ginonina. Mbappé lo intentaba demasiado personalmente y desde fuera.


EL dominio era del Madrid pero Courtois hizo una parada milagrosa a Vanat. De nuevo, un rival atravesando al Madrid.


A la altura del 60 el Madrid comenzó a apretar. Camavinga estuvo bien. Cortó, movió y dio un dinamismo más templado que otras veces. El doble pivote funcionó. Sin un juego bueno, refinado o lúcido, el equipo era más sólido, más organizado y activo.


El Girona perdía tiempo miserablemente y Vinicius, tras acarreo de Bellingham, forzó un penalti que aprovechó Mbappé.


Michel hacía un triple cambio y Alonso era más prudente. Entró Rodrygo, al que hicieron otro penalti ignorado como una moción de Vox.


Alonso se tenía que emplear a fondo para que Trent sacara a balón parado. Ése es el nivel de la cosa.


El Madrid apretaba, ya con cierta ansiedad que sin embargo se dominaba. Si te pilla una crisis de juego con De Burgos Bengoechea al silbato, tampoco esperes piedad en forma de azar.


Mbappé y Vini le pusieron ganas y Vinicius pudo marcar en alguna ocasión clara e irritante. En pleno asedio blanco, ¡una picadita!


En la segunda parte de la segunda parte, el Camavinga-Tchouameni pasó a ser Camavinga-Valverde marcando una línea de continuidad. Esos minutos se parecían algo a la reacción contra el Elche y al partido contra el Olimpiacos. El Madrid pudo ganar y debió hacerlo. Mbappé tuvo una ocasión clarísima en el 94.


Queda para el misterio que Alonso sacara a Gonzalo en el 89, cuando pocos balones se podían colgar ya.


Alonso a veces ha recordado a Benítez, incomprendido por unas estrellas a las que tampoco terminó de enfrentarse; otras recuerda (y es el gran riesgo) a Lopetegui. Alguien a quien no terminamos de entender y que tampoco consiguió transmitir. El reto de Xabi Alonso es no ser Lopetegui, no quedarse en Lopetegui o, directamente, Lopetegui.

Lunes, 1 de Diciembre

 


Mural praviano

En la muerte de Eladio Valiño

 




Ha muerto Eladio Valiño. A la mayoría de los lectores no les dirá nada el nombre. Fue un hombre misterioso y bueno que vivió muchos años en la calle, en la Plaza de las Salesas de Madrid. Nunca mendigó. Nunca hablaba de sí mismo siendo un gran conversador. Paseó los perros del barrio, entre ellos a mi Reka y a mi Suna. Hacía trabajos para todo el barrio y era un lector voraz. Se le quiso y respetó. Pasó los últimos años en una residencia en Buitrago y deja una comunidad de amigos en Madrid que siempre le recordará sin saber nada de lo que le llevó a esa vida a las Salesas junto a la gran iglesia de Santa Bárbara en la que se le recordará.


@hermanntertsch



Suna