Oporto de Mourinho. Campeón Champions 2004
Bahía, Jorge Costa, Benny McCarthy, Ricardo Costa, Paulo Ferreira y Costinha
Alenichev, Maniche, Carvalho, Deco y Derlei
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cuando muere el Papa de Roma suele remozarse un chiste que sólo los educados en disciplinas jerárquicas que van desde el respeto a los mayores, padres, profesores... hasta la obediencia sin rechistar en la mili, acaban (acabamos) de entender del todo. Habla el chiste del contento del sacristán porque tras la muerte de Su Santidad tendrá que moverse el escalafón. Este imposible tiene el mismo recorrido que un Linares-Alcoyano en la final de Champions, pero lo que no acaban de entender los amos del fútbol es que los hinchas de Alcoy y Linares son mucho más ilusos que el sacristán del cuento.
Los amos del fútbol son los que mandan en la UEFA y la FIFA, los presidentes de las Ligas y Federaciones nacionales y en menor medida los propietarios de los clubes que han de plegarse a los reglamentos de los amos. Los amos del fútbol, y echando mano del quiquiricareo de uno de ellos, don Tebas, exigen a los grandes clubes el préstamo a coste cero de sus lamborghinis y ferraris con el depósito de la gasolina lleno. No hay ocasión en la que no los devuelvan con golpes en la carrocería, ruedas pinchadas e incluso con el motor gripado... y por supuesto sin gasolina. Estas leoninas servidumbres e inconvenientes no han sabido resolverlas los propietarios de los clubes, que tampoco se han parado a considerar su alegre gastar y el descabellado precio que ellos mismos ponen a futbolistas y entrenadores. Para un servidor lo que menos han sopesado es lo irracional que es la especie del aficionado al fútbol, que no puede compararse con la del baloncesto y el arraigo que la religión del fútbol tiene en todas las sociedades del mundo. Se sabe y pregona que el fútbol no es deporte, que está podrido, corrompido..., pero no se quiere admitir que el componente oscuro y espirituoso alimenta esa sarna que se lleva con gusto y de la que nadie quiere curarse. Por el contrario, apuramos hasta las heces.
El forofo tiene un componente emocional hacia su club al que se siente obligado por un compromiso que lo atrapó en la infancia y del que no le está permitido abjurar como de instituciones mucho menos sagradas como pueda ser el matrimonio. El forofo, mucho mejor que el sacristán, sabe cómo va corriendo el escalafón y tanto si es cordobés, burgalés o calagurritano entiende que cantar "el año que viene Córdoba-Milán" o "Burgos-Liverpool" tras eliminar a la Real Sociedad o al Betis en la Copa es lo natural y lo que procede. Hace diez años en 2ªB, los granadinos cantaban alborozados en Los Cármenes tras el ascenso a 2ª un sentido "al año que viene Granada-Manchester". Ni imaginaban que ocurriera pero sólo en fútbol pueden hacerse realidad los sueños y que tu equipo, el Novelda o el Toledo, gane al Barcelona o al Real Madrid en Copa o "tu Osasuna y tu Graná" se las vean con el Ajax en los octavos de la UEFA o con el Manchester en los cuartos de la "Europalí".
El órdago a chica de Don Florentino Pérez y don Juan Laporta su pareja de mus, no creo que vaya en balde y que cuando se llegue a pares o juego se repartan las pitas y sigan jugando y ganando todos, pero las partidas de mus se vuelven muy feas ordagueando y nunca se sabe si es conveniente querer con tu mejor jugada. La mano te puede ganar la grande incluso con cuatro reyes.