Morante de la Puebla
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Recuerda James Lindsay las cinco instituciones culturales que, según Gramsci, hay que subvertir desde adentro para dar paso al comunismo en Occidente: religión, familia, medios, educación y derecho. Es decir, la civilización (término creado por Mirabeau), definida por Kant como el decoro de la cultura, que nace con el culto a los muertos y que no es más que religión y arte (como los toros).
–Veo al historiador del arte como defensor de unos valores –dice Gombrich–. ¿Qué valores? La civilización tradicional de Europa occidental.
Sobre las ruinas de esta civilización el comunismo académico quiere establecer su pranato, en cuya mugre veremos desaparecer, como Gombrich, la monarquía austro-húngara y los últimos panecillos blancos servidos en el desayuno.
Cuando la civilización, el Sábado de Gloria era el segundo viaje taurino del año, a Sevilla, camino del Domingo de Resurrección (el primero era a los carnavales de Ciudad Rodrigo, donde el Zanahorio pegaba naturales a guardiolas resabiados que no veíamos luego en toda la temporada).
Este año, el cartel de la feria taurina de Sevilla (feria fantasma, pues nadie sabe si se dará) es de Julian Schnabel, el “capricho de las damas”, comenzando por Mary Boone, que se lo sacó de la manga con trucos de marketing y glamour. El cartel es como el fondo del plato de Schnabel después de comerse los dos huevos fritos en Casa Salvador, su rincón en Madrid. ¿Por qué anunciar toros con un fondo de dos huevos fritos? Bueno, Freud, nos recuerda Gombrich, pensaba que Leonardo había pintado a Santa Ana… porque tenía dos madres. En realidad la pintó porque Santa Ana era la patrona de Florencia… ¡y le pidieron que pintase a Santa Ana! Era un encargo del Ayuntamiento a Filippino Lippi, pero éste se enteró de que Leonardo llegaba a la ciudad y se lo cedió. ¿Cómo va a competir esta mediocre historia municipal con el cuento freudiano de las dos madres?
Contando los días que faltan para lo de Morante con la de Miura.
[Sábado, 3 de Abril]
