RAFAEL ALBERTI
1902-1999
“Ese alma en pena, sola, / ese alma en pena siempre perseguida / por un
resplandor muerto. / Por un muerto. / Cerrojos, llaves, puertas / saltan
a deshora / y cortinas heladas en la noche se alargan, / se estiran, /
se incendian, / se prolongan. / Te conozco, / te recuerdo, / bujía
inerte, lívido halo, nimbo difunto, / te conozco aunque ataques diluido
en el viento. / Párpados desvelados / vienen a tierra. / Sísmicos
latigazos tumban sueños, / terremotos derriban las estrellas. /
Catástrofes celestes tiran al mundo escombros, / alas rotas, laúdes,
cuerdas de arpas, / restos de ángeles. / No hay entrada en el cielo para
nadie. / En pena, siempre en pena, / alma perseguida. / A contraluz
siempre, / nunca alcanzada, sola, / alma sola. / Aves contra barcos, /
hombres contra rosas, / las perdidas batallas en los trigos, / la
explosión de la sangre en las olas. / Y el fuego muerto, / el resplandor
sin vida, / siempre vigilante en la sombra. / Alma en pena: / el
resplandor sin vida, tu derrota.” El alma en pena.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)